El objetivo de subsidios cero para el 2019 no podrá ser posible. Y si el Gobierno preveía este año inyectar solo USD 90 millones a Aerolíneas Argentinas, poco menos de la mitad que en el 2017 -la ayuda del Estado a la empresa había sido de USD 199 millones-, la espiral inflacionaria, la escalada del dólar y el aumento de los combustibles tiraron por la borda esas previsiones.

 

Hasta ahora, en 2018 el subsidio del Gobierno a la aerolínea de bandera fue USD 180 millones. Es decir, la proyección hacia fin de año probablemente supere a los USD 199 millones de 2017. "Es mucho menos que los USD 678 millones promedio de la última década, pero sigue siendo mucho dinero. No vamos a poder cerrar en cero el año próximo", aseguró esta tarde Luis Malvido, presidente de la compañía.

 

Más temprano, había sido Mauricio Macri el que aprovechó la inauguración de un hotel en la localidad bonaerense de Pilar para lanzar una frase inquietante en medio del paro sorpresivo de los gremios aeronáuticos, que obligó a cancelar más de 250 vuelos y que afectó a 30 mil pasajeros.

 

"No es justo que el 95% de los que no usan los aviones tengan que pagar para que Aerolíneas funcione. Que (los gremios) se sienten con Aerolíneas y trabajemos juntos para que lo antes posible, meses, algún año más, pueda volar sin pedirle plata al Estado, sin pedirle plata al resto de los argentinos para poder funcionar, algo que logran la enorme mayoría de las aerolíneas del mundo, y las que operan acá", dijo el jefe de Estado. El fantasma de la privatización -Macri había sido crítico de la estatización de la empresa en 2009, aunque cambió de postura en su rol de candidato en el 2015-, volvió a ser agitado.

 

La autosustentabilidad de la aerolínea estatal, uno de los objetivos planteados por Macri y el ministro de Transporte Guillermo Dietrich al inicio de la gestión de Cambiemos, ahora deberá esperar.

 

Según los números de la compañía, este año se gastarán unos USD 580 millones en combustible y USD 540 millones en sueldos, en un mercado que fue liberado por el Gobierno en la llamada "revolución de los aviones" que permitió la entrada de otras empresas, en su mayoría las denominadas low cost.

 

Fuentes oficiales incluso reconocieron que la irrupción de otras operadoras golpeó las ventas de la empresa. Aunque el problema de Aerolíneas es más profundo en la venta de pasajes al exterior y no en el cabotaje: hacia mediados de año, luego de la devaluación, la caída en el sector internacionales había sido del 60%.

 

En ese contexto, la medida gremial de este jueves originada en una discusión salarial que la conducción de la aerolínea relativiza por la letra chica del convenio cerrado en la primera parte del año, y que venció en septiembre, cayó pésimo en el seno del Gobierno y de la compañía.