Rodolfo Baqué, el abogado de la enfermera que atendía a Diego Armando Maradona en el country San Andrés de Tigre aclaró que a su defendida “le dieron la orden de que no revisara los signos vitales Maradona”. Fue este miércoles, durante la presentación que hizo ante los fiscales que intervienen en la investigación sobre las últimas horas de vida del Diez.
La causa judicial sobre la muerte de Maradona sigue sumando capítulos y preocupación por cómo fueron los últimos momentos del máximo ídolo del fútbol mundial. Todo el equipo médico quedó bajo la lupa y uno de los personajes involucrados fue Dahiana Madrid, la enfermera que estaba en la casa del Diez la trágica mañana del 25 de noviembre.
“A ella le daban directivas por la medicación psiquiátrica, la psiquiatra, y mantenía conversaciones médicas con el doctor (Leopoldo) Luque”, afirmó en TN el letrado esta mañana, dejando en claro quiénes respondían por Maradona. “A ella le suprimieron la obligación de estar en contacto con el paciente”, remarcó.
Según Baqué, Madrid “fue contratada el miércoles 13 de noviembre”, es decir dos días después de la externación de Maradona de la Clínica Olivos, donde fue operado de un “hematoma subdural”. “Ese día tuvo un trato normal con él, inclusive todavía había asistentes terapéuticos que lo acompañaban las 24 horas y, luego de eso, el lunes cuando volvió a trabajar, ya no estaban”, añadió.
Ese lunes Maradona también echó a su enfermera, ella lo informó y quedó a la espera de un relevo que nunca llegó. Fue entonces cuando la llamaron para pedirle que volviera pero que no lo viera más al exjugador. Así fue que, de un momento para el otro, el Diez se quedó sin acompañamiento terapéutico ni una profesional que lo viera durante el día, encerrado en la habitación de una casa donde apenas contaba con un baño químico. No había desfibrilador alguno ni ambulancia en la puerta por alguna eventual urgencia.
“En la casa de cualquiera de nosotros, en Villa Fiorito o en un palacio de Abu Dabi, Maradona estaría vivo”, aseguró Baqué. Después, señaló que el exjugador no estaba medicado como paciente cardíaco que era. “Los médicos sabían que tenía 115 de frecuencia cardíaca y no se dispuso ningún chequeo”, sostuvo, y enfatizó: “El corazón de Maradona pedía a gritos auxilio”. Ese pedido de ayuda, nadie lo escuchó.
Por último, el letrado insistió en que su clienta dejó de tener contacto con Maradona “no porque ella quisiera, sino porque fue una obligación impuesta por escrito por los médicos tratantes”, haciendo referencia a Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov, especialista en adicciones.