
En el afán de recorrer distintas barriadas de San Juan, afortunadamente nos encontramos con vecinos que nos aportan sus recuerdos y conocimientos. Como lo es en este caso el escritor Jorge Buenaventura Becerra, quien nos hizo llegar un ejemplar de su libro "Santa Lucía, su gente, su historia”. Hay mucho para recorrer de este departamento, y vamos a ocuparnos de la que se conoce como "Luz del Mundo”, la clásica esquina de Libertador San Martín y Santa María de Oro.
Según el autor, varias versiones existen sobre el por qué lleva ese nombre. "En este lugar se levantaba una especie de Mangrullo, hecho con palos y tapiales, que permitía mantener en alto un gran recipiente en que se colocaba aceite. A éste se le prendía fuego al llegar la hora conocida como de "la oración” (cuando comienza la noche). Esta tea desprendía una gran luminosidad que servía de guía a carreros y andantes que buscaban llegar a la ciudad, o pretendían salir hacia el Este. Es comentario popular que el lugar, por sus características de entonces, sirvió de amparo a bandidos de toda índole.
Otra versión sobre la denominación de la popular esquina fue la señalada por un vecino del lugar, don Antonio Suraty, en una nota aparecida en DIARIO DE CUYO de agosto de 1992.
Allí, don Antonio señalaba que la zona era muy poblada de árboles y que la luz eléctrica llegaba hasta poco antes de calle San Juan, por lo que alguien puso una lámpara de carburo para señalar la esquina. Esto motivó en decir que allí "terminaba el mundo”, porque pasar hacia Alto de Sierra en la noche, era todo una aventura, ya que la oscuridad era aprovechada por los mal vivientes para asaltar a los que se atrevían obligados por la necesidad.
Esa esquina dio personajes muy renombrados en el departamento y en la provincia, como por ejemplo el "Chiriguano”, el "Coche e-duelo”, el "Marrasqueta”, entre otros. Además los jóvenes de la zona fundaron un club de fútbol al que denominaron Luz del Mundo.
Otras versiones indican que en el lugar, se estableció un Puesto Policial, donde se construyó una "Bichadora”, especie de Mangrullo, que contaba con algún elemento para iluminar desde la altura, lo que servía de indicador y referencia para quienes debían transitar por el lugar. Esta esquina y la zona se la conocían también como "tierra de los Angulo”, en referencia a los primeros propietarios”. Agrego a este relato que allí vivió hace muchos años mi tío Julio Navarro, quien en esos años era el "compositor de huesos” más conocido de la provincia. De niño, observaba como muchos jugadores de fútbol de entonces, se llegaban hasta allí para que les acomodara sus extremidades, salidas de su lugar como consecuencia del roce propio de este deporte.
Orlando Navarro
Periodista
Sobre textos de Jorge B. Becerra
