El secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), Gerardo Martínez, puso de modelo a San Juan para la solución de las dificultades por las que atraviesa el país y analizó la difícil situación por la que atraviesa en la actualidad la construcción. El dirigente propuso que, gane quien gane las elecciones, convoque a una gran concertación nacional porque, en caso contrario, el país corre peligro de caer a un abismo. Como justicialista, le pidió a Cristina Fernández que comprenda "la necesidad del diálogo y de la concertación política". El dirigente estuvo ayer en la provincia para la inauguración, junto al gobernador Sergio Uñac, del Centro de Capacitación Integral para la Industria de la Construcción, que funcionará en la sede sindical de la avenida Alem.
¿Cómo está la actividad de la construcción?
Primero debemos decir que hay un contexto de recesión económica, baja de inversiones en obras públicas y con una Argentina en la que no existe el sistema financiero, por el nivel de tasas de interés, de inflación y con bancos que a lo único que se dedican es a las Leliq, con lo que se hace un negocio financiero. Estamos ante una Argentina que no tiene sistema financiero. La herramienta fundamental de un sistema capitalista, como es el sistema financiero, no está, por lo tanto hoy las actividades productivas se ven severamente dañadas e imposibilitadas de encontrar crédito y de tener perspectivas en el desarrollo de sus productos. Uno ve que con la recesión hay una caída del poder adquisitivo y el estado de desesperanza que se ve en la ciudadanía y en el mercado interno hacen que esto genere una tormenta perfecta. Junto con todo este diagnóstico real, la industria de la construcción, y lo que vendrían a ser los desarrolladores inmobiliarios con inversión privada, hoy no tienen destino.
Pero algunas obras se están haciendo…
Hay obras privadas pero para la alta gama, es para aquellos que tienen para comprar cash, como se dice. Por ejemplo los que compran en dólares. En ese sector se sigue manteniendo la actividad, pero para la clase media, los que trabajan, no hay crédito y por lo tanto todos los desarrolladores inmobiliarios que se dedican a hacer departamentos, hoy no tienen alternativas ni posibilidad de vender.
¿Y cómo ve a San Juan en ese contexto?
Creo que en San Juan, y lo dije y mi discurso y lo sigo sosteniendo, gobernar es crear trabajo. Y la inversión en políticas de estado que recreen el mercado interno y generen la cultura del trabajo son fórmulas virtuosas. Son cosas que no tienen nomenclatura político-partidaria. A mí me parece que con lo que ha hecho el gobernador Uñac, la experiencia de San Juan es una esperanza para los problemas en la Argentina. No hay que encerrarse, ni aislarse del mundo, y San Juan no lo ha hecho, todo lo contrario, acá se adoptaron cambios estructurales y como dijo el Gobernador reactualizó su modalidad y su formato industrial y el desarrollo de planificación estratégica productiva. Eso lo tiene que hacer Argentina también.
¿Un ejemplo es lo de la Unión Europea?
Creo que la oportunidad que se nos da en el marco del Mercosur, en este acuerdo con la Unión Europea, es muy importante. Es una cuestión de habilidad que debemos tener desde el Mercosur y Argentina para poder negociar bien. Haber firmado un convenio de estas características, con un monstruo como es la Unión Europea, es algo virtuoso.
Se ha empezado a hablar de signos de reactivación. ¿En la construcción se nota algo?
No, hasta ahora no. Lamentablemente vemos que ocurre lo contrario, porque se van precipitando los acontecimientos porque indudablemente, con un nivel de inflación como el que tenemos, se generan muchos daños colaterales. Por lo tanto, como dijo un expresidente europeo que visitó Argentina, el estado y la perspectiva, que vendría a ser algo así como la sensación térmica, también es un factor fundamental que tira para abajo. Por eso es que no hay una expectativa virtuosa en el desarrollo de la actual política, porque precisamente no hay política económica.
¿Puede llegar a haber algún cambio después de las elecciones?
Lo que nosotros pretendemos, más allá de la mirada político-partidaria, es que se resuelvan una serie de problemas estructurales que estamos viendo. Supongamos que el mercado interno estuviera funcionando en plenitud, no tendríamos capacidad para satisfacer el ciento por ciento de nuestras demandas. Nos quedaría un 30% de nuestra demanda en la calle. Son los que llamamos los ni, ni ni, los que no consiguen trabajo, no tienen posibilidad de estudiar ni de nada, terminan en el agujero negro. Por lo tanto se trata de un problema estructural que los argentinos tenemos que resolver. Ni siquiera es ideológico, es un problema estructural
¿Qué propone frente a esa situación?
Quien gane las elecciones deberá llamar a una concertación política nacional, como pasó en España en su momento, también en Italia y en otros países, que son hoy un ejemplo de cómo transformaron su país y del mismo modo lo podemos hacer nosotros.
¿Y si no se logra?
Vamos a ir al abismo, al precipicio, cualquiera sea el candidato que gane. Por lo tanto creemos que la concertación política, en el que deberán estar también los empresarios, el sistema financiero, los partidos con representación parlamentaria y los trabajadores, tendremos que diseñar cómo ponemos entre todos al país adelante.
Otra discusión que se viene después de las elecciones, será la de la flexibilización laboral. ¿Cuál es su posición en este tema?
Yo no me niego a discutir nada, pero lo que sí creo es que antes de hablar de flexibilización laboral, quienes lo hagan, deben tener en cuenta primero que hay que reconstruir el mercado interno y el sistema capitalista. No me niego a dar esta discusión, lo que no quiero es que esta discusión se dé cuando no tenemos un sistema financiero y con una inflación por encima del 45%. Ningún país puede sobrevivir en esas condiciones. La inflación es el impuesto a la pobreza. En estas condiciones se incrementa la pobreza, el hambre, la desocupación. Es una realidad, no se trata de una visión política-partidaria, se trata de un problema estructural que hay que resolver primero.
¿Cómo ve al peronismo para estas elecciones?
Lo veo con ganas de querer ganar y de asumir una responsabilidad y de volver a tener la confianza de la mayor parte de la sociedad. No es fácil, ha habido muchos problemas e indudablemente hay un sector de la sociedad que está muy sensible y que las cosas que no se hicieron bien antes del 2015, todavía siguen repercutiendo. Por lo tanto me parece que hay que tener humildad, hay que hablarle a la gente con la verdad.
Como justicialista, ¿está de acuerdo con haberle entregado el partido a Cristina?
Como justicialista era uno de los que más pensaba e intentando hacer algo como para lograr una tercera vía, es decir salir de la lógica de los extremos, porque con eso no tenemos salida como país. Lamentablemente no se dio, pero ojalá que la expresidenta y actual candidata a la vicepresidencia se ponga a trabajar seriamente entendiendo y comprendiendo que han habido errores, que se deben subsanar, que sea conciente de las necesidades que tiene la Argentina y que más allá de las cuestiones sectoriales o partidarias el problema es que el país está en riesgo y ahí está el pueblo que necesita por lo menos de políticos virtuosos que entiendan y comprendan la necesidad del diálogo y de la concertación política.
¿Cómo ve el rol de la CGT en la actual situación?
Hay que ver que la unidad es algo fundamental, permanente, que lo piden todos los trabajadores. La conducción de la CGT fue elegida, tiene mandato hasta agosto del 2020 y se supone que a partir del año que viene empezaremos a conversar, como lo estamos haciendo ahora entre los distintos sectores sindicales, a los fines de lograr un conglomerado de representación de los distintos sectores. Lo fundamental es que haya diálogo y humildad.