En un país como Argentina, de reconocida tradición vitivinícola, no deberían existir motivos para que en este momento la industria del vino esté atravesando por una dura situación a consecuencia de la falta de botellas que afecta directamente a las posibilidades de exportación de este producto.
Si bien el problema comenzó a manifestarse antes del inicio de la pandemia del covid-19, a principios del año pasado, las empresas fabricantes se dejaron estar y son las responsables ahora de un desabastecimiento que ya está ocasionando pérdidas millonarias a las bodegas.
En contraposición a lo que está ocurriendo en nuestro país, las fábricas de botellas de Chile lograron mantener su ritmo de producción para abastecer al mercado interno e inclusive contar con la capacidad de exportar envases a la Argentina, lo que pone en evidencia la capacidad de los fabricantes de botellas del país transandino para haber dado continuidad a las labores a pesar de los sucesivos brotes de coronavirus que también le ha tocado padecer.
Se ha determinado que el faltante de envases de vidrio que afronta el país es de más de 30 millones de unidades y que esto ya ha provocado en nuestra provincia que pequeñas bodegas ya hayan perdido contratos de exportación por más de 200 millones de pesos.
Aunque algunos de los fabricantes nacionales, entre ellos la firma Cattorini con sede en San Juan y Mendoza, tienen previsto aumentar el volumen de producción antes de fin de año, para ser más precisos en noviembre, los principales actores de la industria del vino aseguran que esa fecha es tarde para evitar la pérdida de contratos de exportación que habían sido pactados.
Es inadmisible que el Gobierno nacional, no haya contemplado esta situación y permitiera que se desatara esta crisis cuando para el país es una prioridad alcanzar mayores volúmenes de exportación en todos los rubros, a fin de obtener divisas genuinas que son las que garantizan un auténtico crecimiento económico.
Son los reiterados errores de la actual gestión que se han sucedido a consecuencia de la pandemia y de la política laboral en vigencia lo que está afectando la fuerza productiva del país y que se traduce en casos como el de la escasez de envases y de otros insumos básicos que se deberían estar fabricando a nivel local y que sin embargo es necesario importarlos para asegurar los procesos industriales.
En la Argentina actual se deben terminar los pretextos para no producir o no exportar y se deben dar todas las facilidades para que la industria nacional trabaje sin interrupciones.
