El campo es una amplia farmacia de la que se pueden obtener las más diversas plantas medicinales.

 

Nuestros campos están llenos de una flora maravillosa, casi mágica. Los originarios tenían gran conocimiento de estas plantas y sus propiedades medicinales. Se hicieron expertos en la preparación de remedios. 

Cada parte de la planta tenía su momento de recolección, por ejemplo, las flores debían recolectarse abiertas y temprano en la mañana, las hojas durante la floración, las plantas enteras en primavera como así también tallos y cortezas, y las semillas y frutos cuando estén maduros, las raíces deben cortarse muy tiernas. 

Era muy importante que todas las partes deben estar en perfectas condiciones. Consideraban a las plantas seres vivos, por lo que solo cortaban lo necesario, y siempre dejaban raíces y vástagos para su reproducción y les pedían permiso para cortarlas.

Una vez recolectadas las secaban para que no se pudran. El sol y el aire hacían lo propio, luego las preparaban de distintas formas para consumirlas en infusiones, cocimientos o aplicar sobre la piel. En forma de jarabe utilizando miel, otra forma de preparación era la maceración. Con grasa animal se hacían las pomadas mezclándola, con el jugo de alguna planta. Las cataplasmas eran muy efectivas. 

Utilizaban el algarrobo dulce ( Prosapis flexuosa Dc var ) para curar el resfrío como arrope , una especie de jarabe y en infusión para la carraspera y problemas digestivos. El mata gusanos ( Capparis atamisquea Kuntse) se muele y coloca sobre las muelas doloridas

 Para curar la gripe se la mezcla en una infusión con chañar, jarilla, chilca y para calmar la tos con flores de vira-vira y chañar. Los baños calientes con esta planta calman el dolor de huesos.

La chilca (Baccharis salicifolia) en infusión sanaba la gripe, las hojas de esta planta calmaba las afecciones hepáticas. El cocimiento de hojas y ramas era muy bueno para eliminar los piojos.

La jarilla (Larrea divaricata Cav) es la planta medicinal casi universal: antidiurético, antirreumática, antimicótica para los hongos de los pies colocándose hojitas en el calzado, las ramas eran usadas para ahuyentar males, repelente de insectos, también se dice que a las mujeres les daban una infusión para facilitarles el parto. 

El paico (chenopodium ambrosioides) servía para curar el empacho, actúa como laxante.

 El pájaro bobo (tesaaria absinthioides). La infusión de sus hojas cura el empacho, quita la resaca, es sedante, baja el colesterol, sirve contra la diabetes.

Palo azul (cyclolepis genistoides), usada para los dolores de riñones, junto con cola de caballo y pelo de choclo, es un potente diurético.

Santa María ( Phyla canescens): es desinfectante y cicatrizante, se cuece la planta y se lavan las heridas, actúa como anticaspa y antiulceroso.

Existe una infinidad de plantas medicinales en el interior de la provincia. La naturaleza es sabia y generosa, Nos habla, enseña, sana, ama, abriga, calma nuestra sed, el hambre, etc. Hagamos lo mismo con ella y aprendamos de nuestros ancestros el respeto por ellas, porque son seres vivientes.