El concepto de "fatiga social" es por estos días uno de los más utilizados para referirse al estado de ánimo de las personas que están cumpliendo estrictamente con la cuarentena preventiva dispuesta ante la pandemia provocada por el Covid-19. Por causa de esa fatiga social la comunidad de distintas jurisdicciones está reclamando que se termine con la cuarentena, ya que la situación es insostenible para personas que hace más de 45 días están confinadas, muchas de ellas sin moverse de su casa a ninguna parte y limitadas al uso de la tecnología para mantener vínculos sociales o intentar algún otro tipo de interacción con sus pares.
Conceptualmente, la fatiga social "es un proceso, conformado por una serie de dinámicas, que hace que sea más fácil para un usuario de tecnología digital no entrar a utilizar algunas de las plataformas disponibles, que hacerlo". Con esto se demuestra que durante el aletargamiento producto de la cuarentena o del aislamiento social, hay personas que están llegado a un límite respecto del uso de medios tecnológicos y otros recursos dentro del hogar, que están reclamando las salida de la cuarentena a pesar de conocer que se trata de una acción arriesgada en función de que todavía no hay una cura definitiva para el coronavirus y que los casos pueden llegar a aumentar en todo el país.
Dentro de la fatiga social hay otro término que también se está popularizando y es el de "fatiga de zoom" vinculado al aumento en el uso del servicio de videollamadas para trabajar y conectarse socialmente. El nombre proviene de la plataforma digital que más se está usando en este período, pero los estudios indican que, sin importar el medio, todas las plataformas pueden causar el mismo efecto en los usuarios, es decir cansancio y ansiedad.
Estudios recientes determinaron que la interacción que se establece a través de "zoom" obliga a que las personas se concentren más intensamente en las conversaciones para absorber la información que se transmite, generando la fatiga en cuestión.
Entorno a este panorama hay que tener en cuenta que hasta marzo el interés de la gente estaba centrado en el temor por el virus y la necesidad de que haya una respuesta sanitaria en caso de intensificarse el brote del Covid-19. En los meses sucesivos comenzó a evidenciarse el deterioro económico, lo que sumado a la fatiga social hizo que se comenzara a hablar de "angustias concurrentes" que es lo que el Gobierno ha comenzado a tener en cuenta con el objetivo de ir ablandando un poco la cuarentena sin que perjudique lo hecho hasta ahora.
Habrá que tomar los recaudos necesarios para ir solucionando estos problemas tecnológicos, dosificando el uso de los recursos disponibles, sin afectar el trabajo remoto ni exponer a la gente al contagio del virus.
