Lo dejó pasar. Ni Facundo Barcelo ni Nicolás Pelaitay pueden bajar la pelota para darle juego a San Martín. Un común denominador que ayer ató al equipo de Pipo que perdió en casa frente a Temperley en el penúltimo partido de local del torneo.

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Estaba todo preparado para que el viernes fuera especial. Primero porque se cumplían 10 años del ascenso a Primera División con la presencia de los héroes de aquel equipo verdinegro, y segundo porque San Martín venía de conseguir por primera vez en el torneo dos triunfos al hilo y estaba entonado. Pero Temperley, que pelea por mantener la categoría, le puso un freno, le ganó 1-0 y volvieron a florecer falencias en el equipo de Gorosito. Que jugó mal, acelerado, fue impreciso y no tuvo peso ofensivo.
La presión del Celeste y la solidez defensiva fueron la bandera de la visita. Con esas dos virtudes manejó el partido con la cabeza y cuando el verdinegro le dio espacios los aprovechó con el gol de Mauro Guevgeozian en el arranque del segundo tiempo.

Porque San Martín no jugó cómodo, le faltó cambio de ritmo y sociedades. Insinuó con Villarruel o Lugo, pero sin la suficiente convicción para herir al rival. Diferente a Temperley, que fue profundo jugando por abajo, criterioso con la pelota y teniendo en el ex San Martín Marcos Figueroa, al líder.

Con ese panorama y un primer tiempo en el que se jugó poco en la mitad de cancha, el conjunto de Pipo tuvo la primera aproximación a los 7’ con el rápido tiro libre que encontró sorprendida a la defensa rival, pero que Facundo Barcelo no alcanzó a meter la pelota con la punta de su botín.

Después, San Martín equivocó los caminos, le fue regalando de a poco el partido a la visita, que tomó confianza y le generó dos opciones. A los 35’ con el remate de Ozuna que contuvo Ardente, y luego una buena habilitación para Mancinelli, que salvó Escudero tirándose al piso.

En el final, Maxi Lugo armó una gran jugada individual y cuando quedó de frente al arco y de media distancia, sacó el zurdazo que con más fortuna que oficio sacó el arquero.

Con Temperley mejor parado, y San Martín sin encontrar el rumbo, para el inicio del complemento ingresó Dening (por Pelaitay) para tener mayor peso ofensivo. No obstante, fue cuando llegó el gol a los 6’: centro de Chimino, la pelota superó a Matricardi y por detrás Guevgeozian puso el 1-0 para Temperley.

Y lejos de provocar la reacción, el verdinegro fue errático en sus pases y eso le permitió a la visita jugar tranquilo, sin pasar sobresaltos y reforzando el fondo para evitar sorpresas.

 

San Martín cortó una racha de tres partidos sin derrota (un empate y dos triunfos).

Sólo hubo tiempo para la solitaria acción real de peligro en todo el partido de San Martín, cuando a los 15’ Barcelo mandó el centro, Villarruel la introdujo al área, y Lugo de frente y sobre la línea no pudo empujar la pelota ya que nunca le quedó cómoda. 

Fue derrota, impensada, porque no hubo reacción como hace 10 años atrás y otra vez San Martín se chocó con sus limitaciones. 
 

Claves

Jugó incómodo
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El partido largó con mucha presión de Temperley, que llevó a que San Martín fuese impreciso en los pases y con muy poca elaboración de juego, que lo llevó a no tener llegadas al arco rival con peligro. 

Falto de sociedades
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A San Martín le faltó el juego asociado, poner la pelota al piso y provocarle desgaste al rival. Fue todo lo contrario y cuando Gorosito intentó cambiar eso, al inicio del complemento llegó el gol de Temperley.

Sin reacción
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Con todo el segundo tiempo para revertir el marcador, poco fue lo que ofreció San Martín porque continuó impreciso, sin profundidad, y dando malos pases. Temperley defendió bien y se llevó el triunfo de Concepción.