La gran carpa brilla con esas típicas bombitas de luz en el medio de la noche. Ubicado en la calle San Juan y Divisoria, en el corazón del Barrio Bicentenario de Villa del Salvador, el Circo Montreal planta bandera y hace patria por la cultura. Es como aquel refrán célebre de Francis Bacon: "Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña" y es que la familia Tejedor-Díaz, cuarta y quinta generación de clanes circenses, lo pone en práctica y lo hace realidad. Como en todas sus temporadas anuales, antes de establecerse en la zona céntrica sanjuanina durante el invierno, la compañía desarrolla una gira en lo profundo de las localidades rurales de la provincia y en esta oportunidad, desembarcó por primera vez en Angaco cuya comunidad se encuentra feliz. Hace más de 8 años que no disfrutaba de un show auténtico con malabaristas, acróbatas, equilibristas y payasos, con la tradición y la mística que tiene en sí misma el arte circense. Desde que comenzó febrero, todos los fines de semana se realizan las funciones y la compañía (unos 20 artistas en escena sin contar extras, técnicos y asistentes), a cargo de Noelia Tejedor y Emanuel Díaz, no deja de entrenar y ensayar a pesar de las altas temperaturas del verano. Porque nunca se olvida el principal propósito, que es la de alegrar a chicos y grandes. "Los primeros días fueron conmovedores al observar esos rostros de niños y sus padres disfrutando del show", habló Noe para DIARIO DE CUYO. El debut fue reconfortante y entusiasmó a toda la troupe. Evidentemente, hay muchas familias que no pueden trasladarse por razones económicas hasta Capital, entonces la respuesta del Circo Montreal fue la de ir hacia la comunidad y garantizarle el acceso a que disfruten de un evento cultural.
EL dato
Circo Montreal sábados y domingos a las 22hs.
Entrada $ 1000 general
Direccion calle San Juan y Divisoria Barrio Bicentenario. Villa del Salvador Angaco
"El arte del circo es una manera de hacer cultura. Queremos atender a esta generación de espectadores que disfruten de este arte popular. Hay muchos chicos tan enchufados con pantallas y celulares que cuando les mostrás este mundo, les cambia totalmente el ánimo. Se enganchan mucho y hasta repiten las funciones", dijo Noe. Al momento de ensayar, Simón, el más mimado del elenco, ya tiene 8 años de edad y como "Alegrete", es el payasito estelar de la función. Pero, además, se convierte en un intrépido acróbata al dar giros y saltos en la cama elástica. Él como varios de sus compañeros se ven motivados al entrar en contacto con nuevos espectadores y sobre todo, cuando los ven por primera vez haciendo las proezas en la pista. Detrás de esto, está el mentor y maestro, Emanuel, que cuida a todos para que el show salga perfecto. "Esta gira que hacemos por los departamentos tiene mucho sentido, porque hay gente que nunca accedió a un espectáculo de circo y también, porque es una forma de mantenernos activos", señaló el artista. Admitió que el proceso tiene sus desafíos: "Hay que adaptarse rápido a cada lugar que llegamos y planificar mucho. En este tiempo, nuestra gran competencia es el celular y las pantallas. Los jóvenes y adultos están muy acostumbrados a ese consumo y tenemos que trabajar mucho para ofrecer un entretenimiento sano". Pero también, otro reto, es mantener vigentes técnicas y disciplinas de antaño para que no se pierdan en el olvido: "Es difícil, pero de alguna manera, no morirán, porque cuando la gente ve acrobacias de 8 metros de altura con tanta habilidad, vive un vértigo inigualable. Por esto, el circo es una experiencia extraordinaria", concluyó Díaz.
FOTOS MARCOS URISA