Las manifestaciones del jueves 14 y lunes 18 frente al Congreso Nacional fueron un ejemplo de premeditación y organización de los movimientos sociales, sindicales y políticos, opositores al Gobierno nacional, que utilizaron irracionalmente su fuerza combativa -primero contra Gendarmería y luego con la Policía de la Ciudad de Buenos Aires- para tratar de evitar en la Cámara de Diputados el tratamiento de la ley de reforma previsional. Llamó la atención la estrategia y logística de estos grupos que se movilizaron en forma sincronizada, utilizando gomeras y lanza piedras; elementos de pirotecnia, petardos y rompe portones, y bombas molotov. Es evidente que detrás de los revoltosos hubo encargados de promover la agitación, dirigir acciones y proveer elementos para las batallas campales en las hubo más de 80 policías heridos. Las columnas que llegaron hasta ese lugar estaban debidamente identificadas. Así fue como se distinguió la presencia de representantes de ATE; Movimiento para la Dignidad; Frente Milagro Sala; CETEP; Barrios de Pie, partido Obrero y la CCC (Corriente Clasista Combativa). También hubo grupos de la Asociación Bancaria; Partido Obrero; La Cámpora; CTA; los gremios de educación Suteba, CTERA, Sadop, Sitrapen y Agtsyp y del Movimiento Evita. Agrupaciones trokistas, kirchneristas y del massismo. A cada una de ellas hay que investigarlas en profundidad para determinar el grado de responsabilidad, no solo en los desmanes y destrozos del patrimonio público y de particulares, sino también -y lo que es más delicado- en las acciones sediciosas.
El presidente Mauricio Macri sostuvo que los hechos de violencia “fueron orquestados” y aludió a la investigación judicial que es necesaria en este caso.
Se debe llegar al fondo de la cuestión en momentos en que se está promoviendo una crisis política y la creación de un clima destituyente. La Justicia no puede actuar con liviandad en este asunto. Se sospecha, y eso es lo que hay que dilucidar, que las acciones están promovidas por izquierdistas, trokistas y kirchneristas, que ahora salen en defensa de los jubilados cuando fueron los responsables del vaciamiento de la Anses. El jueves último fue el mayor asalto a una institución de la república, peor que lo sucedido en el 2001.
Estas fuerzas opositoras están interesadas en provocar la debacle del Gobierno por cuestiones ideológicas y para salvarse de la incómoda situación judicial en que están muchos de sus dirigentes, incluida la expresidente Cristina Kirchner, con el tema del memorándum con Irán.
