
En una interesante nota sobre la flota vehicular de San Juan publicada por DIARIO DE CUYO en julio último, se dan a conocer cifras sobre nuestro parque automotor. De allí se puede inferir que en 2018 la provincia contaba con 210.645 vehículos entre autos, camionetas, camiones y ómnibus sin incluir las motocicletas. Se mencionaba un incremento del 20%, respecto a los dos años anteriores y comparando estas cifras con la población de la provincia, se puede decir que hay un automóvil cada 3,5 habitantes. Aunque estos valores son inferiores a los promedios nacionales, lo cierto es que en nuestra provincia por diversas razones se hace cada vez más complicada la circulación por las zonas urbanas. El trágico resultado es evidente y se pueden medir sus consecuencias a través de las cotidianas noticias sobre accidentes muchos de ellos fatales, que ocurren no solamente en la periferia sino también en zonas densamente pobladas como Capital y el Gran San Juan.
Sabemos que muchos pueden ser los factores que influyen para llegar a estas alarmantes cifras de mortandad por accidentes. Se insiste en la educación vial, controles de velocidad, alcoholemia, inspección mecánica vehicular, etc. temas que sabrá el Estado evaluar si se van cumpliendo con los objetivos propuestos. Pero quiero en esta nota llamar la atención sobre la poca utilización de algunas señales de tránsito que de ser colocadas oportuna y estratégicamente contribuirían a evitar muchos accidentes.
Un poco de historia nos ayudará a reflexionar sobre este tema. La humanidad tiene una larga experiencia de 2.300 años sobre la manera de ordenar los problemas de tránsito. Recordemos como los romanos comenzando por su famosa Vía Apia construyeron, desde el año 312 aC, más de 100.000 kilómetros de carreteras que partiendo de Roma conectaban de forma estratégica su vasto imperio. No solamente diseñaron hermosas carreteras y sus obras complementarías que aún podemos admirar, sino que también la dotaron de una eficiente señalización vial para ayudar y ordenar a quienes las transitaban. Uno de estos hitos de piedra llamados Milia passuum median las distancias. De acá deriva la palabra "Milla” que era el equivalente a mil dobles pasos humanos. Era tan bueno su diseño que muchas de estas carreteras estuvieron en uso durante la Edad Media. Pero fue en el siglo XVIII, cuando desde los diferentes estados en Europa, se tomaron medidas para promover la construcción de nuevas vías. La señalización se mantuvo sencilla hasta que la llegada del automóvil creó una necesidad más urgente de un sistema claro y organizado. Italia comenzó a adoptar mejores señales de tránsito en 1895 y Estados Unidos en 1899. Muchas son aún conocidas en la actualidad como: Señales de advertencia de peligro, de prioridad, de fin de prohibición o restricción, de indicaciones generales, etc.
Pero volviendo a nuestra realidad, afortunadamente en los últimos meses han quedado expeditas importantes vías de acceso como Av. I. de la Roza, Libertador, Salta, Tucumán, Mendoza, Rawson, ex San Miguel, Meglioli, Cabaña, Colón, San Lorenzo, etc. Es evidente que a casi todas se les mejoró la iluminación pero lamentablemente podemos notar con preocupación, que no existen en las calles que las cruzan suficientes o ninguna señal que Indique "Ceda el Paso". Como sabemos, esta es una simple señal triangular que advierte que por estas arterias de gran movimiento, circulan vehículos que pueden tener prioridad de paso.
Es fácil concluir que para cumplir con las exigencias de las leyes de tránsito no basta con hacer operativos de control y educación, sino que también se debe contar con una adecuada señalización vial urbana, y castigar con severidad a aquellos inadaptados que las destruyen.
Por Juan C. González Aubone
Ingeniero.
