Los días de aislamiento social preventivo terminarán siendo recordados de una manera particular en el hotel San Francisco, por la historia que terminó allí ocurriendo. En tiempos que también son de angustia económica para la mayoría, Darío Alexis De Guevara (33 años) se ganó una nueva oportunidad en su vida, gracias a su solidaridad y predisposición al trabajo, y dejó de pertenecer al grupo de las personas en situación de calle.

En rápido repaso, Darío contó que en octubre se quedó sin trabajo y tuvo que dejar la pieza que alquilaba en Trinidad. Se encontró con la ayuda de algunos amigos y empezó a ser vendedor ambulante. Aunque no quería molestar, muchas veces no tuvo un lugar para dormir. A fines de febrero se hizo amigo de Sergio, un porteño de 45 años, y Fidel, un sanjuanino de 58, quienes también viven en situación de calle, y a quienes asistía con lo que conseguía.

Cuando se ordenó la cuarentena, el Ministerio de Desarrollo Humano comenzó a hacer un relevamiento y a alojar a estas personas. “A mí me invitaron amigos a quedarme en sus casas, pero no quería dejarlos solos a Félix y Sergio, que necesitaban ayuda. Fidel tiene problemas para moverse por el ácido úrico. Pregunté en Radio Sarmiento y me pusieron en contacto con Emiliano, del Ministerio de Desarrollo Humano. Hasta en auto nos llevó al hotel”, repasó el protagonista de esta historia.

En el hospedaje comenzaron a convivir hasta 25 personas (también trasladaban a mujeres que sufrían violencia de género) y Darío llamó la atención desde el principio por su espíritu colaborador. “Hasta del policía que debía custodiar la puerta se ocupaba de saber si necesitaba algo”, resumió Roberto Vega, uno de los propietarios del alojamiento.

"Jamás en la vida había pedido nada. Y ahora estoy con gente muy buena en el hotel. Creo que vieron que no puedo quedarme quieto", afirmó Darío.

Nueva experiencia. Darío no tenía techo desde octubre y en este tiempo conoció a otras dos personas en situación de calle, que espera ayudar.

Y con el pasar de los días, Darío se fue ganando la atención y cariño de huéspedes y empleados, “salvo de la encargada de la limpieza de sábanas”, bromeó. Y sin que lo esperara, le llegó un ofrecimiento. Sumarse al staff , como recepcionista, y además continuar residiendo en el hotel. “Con mi socio, Leopoldo Zamudio, decidimos darle de alta en la AFIP, y que sea un integrante más del equipo de trabajo”, afirmó Vega, quien añadió que vio una lección de vida: “Saber abrirse a las personas que más nos necesitan, sea la situación que sea. Escucharlas, darle la oportunidad que realmente se merecen”.

"Su alegría, respeto y agradecimiento por lo que estamos haciendo en el hotel y  por su vocación de servicio es que decidimos contratarlo", indicó Roberto Vega,

Agradecidos mutuamente: Roberto Vega afirmó que la actitud que demostró siempre Darío lo llevó junto a su socio a ofrecerle trabajo al joven de 33 años. 

Podría ser el final feliz, pero la historia continúa. Con su actitud, Darío sumó a Roberto a la búsqueda de un lugar para que puedan vivir Sergio y Fidel, quienes hoy reciben asistencia del Refugio Papa Francisco. “Ellos son mis amigos, como una familia – afirmó categórico Darío-. No nos conocemos hace mucho, pero sabemos lo que pasó cada uno y ellos también se merecen estar en un buen lugar”.