El caso de Paulo Agustín, el niño de tres años asesinado de un disparo por la espalda por asaltantes adolescentes que robaron al padre del chico el dinero para comprar una pizza, en una zona del partido bonaerense de Lomas de Zamora, vuelve a conmocionar a la sociedad argentina ante la inimputabiliad que favorece a los pequeños delincuentes.

En ese sentido, el secretario de Seguridad Interior, Gerardo Milman, hizo un llamamiento al Congreso nacional para avanzar en la discusión de un régimen penal juvenil apropiado a estos hechos de gran sensibilidad, de manera que se evite la inimputabilidad de menores de 16 o 17 años que cometen crímenes espeluznantes. El funcionario advirtió que el Parlamento está en deuda con la comunidad y destacó que es una de las principales demandas relacionada con el estado de la inseguridad en cualquier lugar del país.

La teoría oficial sostiene que los menores de 16 y 17 años tienen que ser responsables ante la ley por episodios de extrema violencia. La evolución de la humanidad con respecto a los procesos infantiles y adolescentes demuestra que hoy los jóvenes son mucho más adultos y tienen mucha más conciencia y más información que hace décadas.

Adelantó esta posición, sustentada en la próxima publicación de estadísticas y los resultados de una encuesta de Seguridad Interior y el Indec respecto a 2016 -el primer año de gestión-, en relación a la criminalidad y delitos asociados. Estos números fueron suspendidos en 2008.

Fabián Perroni, el jefe de la Policía de Buenos Aires, opina diferente de los que reclaman bajar la edad de imputabilidad a los 14 años, tal como pidió la vicepresidenta Gabriela Michetti. Para el jefe policial se debe trabajar más sobre estos chicos sufren postergaciones desde hace años y no encuentran otras posibilidades.

"No creo que la solución sea bajar la edad de imputabilidad. Ante la comisión de un delito, se tiene que actuar y poner a disposición de la Justicia al autor, cualquiera sea su edad", dice Perroni. Claro que en lo personal reclama trabajar más con los chicos que están postergados sin contención de la familia ni del Estado. La polémica está en marcha pero es el Congreso y no los medios, el ámbito adecuado.