El avance de las campañas de vacunación contra el covid-19 en diferentes lugares del mundo, motivó opiniones optimistas acerca del control de la pandemia con la "inmunidad de rebaño”, una meta que se logra cuando una determinada proporción de la población está inmunizada por la acción de las vacunas, o porque la persona contagiada generó anticuerpos que impiden una reinfección. La estimación ha sido prácticamente descartada por los especialistas, por las características de esta enfermedad y el tipo de vacunas disponibles.
Algunos países adelantados en los planes de inoculación calcularon que con el 70% de inmunidad colectiva se conseguía frenar la circulación, y hasta autorizaron a personas vacunadas a dejar de usar el barbijo en lugares abiertos, mientras seguían flexibilizando las reuniones sociales, pero debieron volver atrás con las restricciones por el avance de los contagios no obstante el alto nivel de vacunados.
Es que las diferentes vacunas que se están aplicando fueron desarrolladas para alcanzar efectividad frente a cuadros sintomáticos, hospitalización y muerte por coronavirus, pero no se tiene seguridad en cada fórmula del efecto protector para pensar en la inmunidad de rebaño. Además la llamada "versión Wuhan” del Sars-Cov-2 sobre la que se diseñaron pensando en la inmunidad colectiva, no tuvieron en cuenta las variantes como la Delta, que necesitaría una cobertura social del 90% para la citada protección teórica.
Por eso debe quedar en claro que es inexacto pensar en la Argentina que cuando lleguemos a un nivel determinado tendremos inmunidad de rebaño, como aclaró la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti. Además estamos en una pandemia con un panorama global complejo y desigual, si se tiene en cuenta que en julio pasado más del 55% de los europeos había recibido por lo menos una dosis de vacuna, en tanto en África se estimaba un 3% de la población.
Por eso hay coincidencia en los expertos en que mientras haya un sector importante de la población mundial sin vacunarse, se facilita al covid-19 la posibilidad de mutar y escapar completamente de la respuesta generada por las vacunas y convertirse en una nueva pandemia. Las vacunas ayudan, pero es el comportamiento social con distintas estrategias el que puede llevar a altos niveles de inmunidad comenzando por el barbijo, la reducción promedio de los contactos, la ventilación y la distancia física.
La utopía del rebaño debe cambiarse por las actitudes responsables, pensando en que nadie se salva solo.
