Desde 1996, cuando cuando Paulo Ibire compitió en Atlanta 1996 y logró la posición 18, Argentina no tenía un representante participando en los Juegos Olímpicos en uno de los únicos deportes que tienen asistencia perfecta desde su inicio: la lucha grecorromana. El pasado domingo, en Ottawa, Canadá, el cordobés Agustín Destribats logró su pasaporte para los próximos Juegos de Tokio.
Si bien perdió en la final del Preolímpico Panamericano, con el cubano Alejandro Valdés, en la categoría 65 kilos (estilo libre), el luchador de La Docta había asegurado la clasificación al derrotar al estadounidense Allen Retherford (2-2 y penalización técnica), en una de las semifinales.
Nacido el 30 de octubre de 1997, Agustín comenzó a practicar lucha a los 9 años. Empezó en su club atraído por el boxeo pero se inclinó por la lucha. Luego de salir campeón en un Nacional en Córdoba, continuó su carrera ayudado por las becas que le otorgaron el Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) y la Secretaría de Deportes y la de Córdoba.
En el 2013 ganó la medalla de oro Sudamericana. Al año siguiente se consagró campeón panamericano de cadete y campeón argentino de cadete y juvenil. Alcanzó el 4to. puesto en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nankín 2014. En marzo de 2016 llegó a ser semifinalista en el preolímpico de Frisco, Dallas (Texas). En 2017, obtuvo la medalla de oro en los 60 kg de lucha Grecorromana y de lucha Libre en el Panamericano Junior de Lucha, en Perú. Ese mismo año, finalizó en séptimo lugar en el Abierto Internacional de París. En el 2018 participó en los XI Juegos Suramericanos de 2018 y ganó la medalla de plata en la categoría libre hasta 65 kg.
Otros tres luchadores argentinos quedaron en el umbral de la clasificación: Jorge Llano, en 74 kgs, logró la medalla de bronce. En tanto que el misionero Ricardo Báez (86 kgs) y el chubutense Luciano Del Río (130 kgs) cayeron en cuartos de final.