Cuando en el fútbol hay un equipo o seleccionado exitoso se suele decir que la base de ese grato momento tiene tres patas fundamentales como si fuera una mesa: los dirigentes, los entrenadores y futbolistas. El cuarto lugar de sustento para tener buenos resultados es los hinchas, que en el caso de la Selección argentina está más que claro que no es el que falla. Basta con reconocer el dato que en los últimos dos partidos de la Selección se agotaron las entradas, tanto en El Monumental ante Venezuela como en La Bombonera contra Perú. En ambos juegos hubo empate y por eso la Albiceleste se deberá jugar su destino en apenas 90" contra la eliminada Ecuador en la altura de Quito, el próximo martes. A continuación un repaso por las tres partes donde Argentina tiene sus problemas y que están a un paso de generarle uno de los mayores fracasos de su historia.
Salvo Lionel Messi nadie durante estas Eliminatorias demostró un rendimiento continuo y alto como para ostentar el rótulo de "titular indiscutido". Por el contrario, la búsqueda de alternativas fue una constante de los cuerpos técnicos a lo largo del camino a "Rusia 2018". En la ofensiva es el caso más patente: la Selección tiene 16 goles a favor en 17 encuentros disputados, y sólo supera en esta arista a Bolivia, ya eliminada, con 14. Como delanteros jugaron desde que empezaron estas Eliminatorias: Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Lucas Pratto, Angel Correa, Messi, Paulo Dybala, Lucas Alario, Lautaro Acosta, Mauro Icardi, Darío Benedetto, Ezequiel Lavezzi y Carlos Tevez. No hubo sistema que hiciera funcionar a la ofensiva argentina y está claro que el factor mental a la hora de calzarse la camiseta albiceleste es algo complejo y sin resolución. En defensa, el debut con Ecuador tuvo a la línea de cuatro con Roncaglia, Garay, Otamendi y el sanjuanino Em
manuel Mas. Antenoche contra Perú fue Mercado, Mascherano, Otamendi y Acuña. En el medio, la confusión es aún mayor, todo potenciado por el cambio constante en los sistemas empleados. Con 90" por jugarse suena utópico pensar en buscar en Quito justo la mejor fórmula. Eso, en caso de ir al Mundial, quedará para más adelante.
Las Eliminatorias arrancaron con Martino en los primeros seis encuentros para tres victorias, dos empates y una derrota (61%). Luego llegaría Edgardo Bauza para tomar el timón y dirigir las siguientes ocho fechas con un récord de la misma cantidad de triunfos que el Tata, pero también con tres caídas y dos empates para un 46% de efectividad. Con Jorge Sampaoli van tres tres juegos y la ecuación marca todos empates en tres presentaciones para un 33% que nos tiene al borde del abismo. Los fríos números marcan que la situación va en declive y el pronóstico es más que reservado. La salida de Martino se dio tras perder la final en la Copa Centenario de Estados Unidos y ante la negativa de los clubes de cederles jugadores para los Juegos Olímpicos en "Río 2016". Su labor en la Selección no era para irse, sino que lo hizo de manera unilateral por la desorganización que había por entonces en julio del año pasado. A Bauza sí se le cuestionan sus decisiones y la escasa capacidad para conducir una Selección repleta de estrellas. Pareció más un hincha que un conductor y en su gestión incluso se cortó la relación entre futbolistas y prensa, algo que avaló desde su puesto. Sampaoli asumió tras la salida del Patón, quien acusó al nacido en Casilda de haber negociado su nuevo contrato aún con él en el cargo, y se le hizo un contrato hasta el Mundial del 2022. En sus tres exámenes por Eliminatorias, la Selección parece un atado de nervios, tal cual se muestra el DT al costado del campo de juego. Si el martes la historia tiene un final infeliz habrá que ver en qué queda ese contrato con el santafesino.
Después de Ecuador, más que revisar hay que barajar y dar nuevo.
En este aspecto puede estar una de las claves principales para que Argentina se encuentre al borde del abismo. Basta con hacer un repaso por la conducción en la AFA durante las Eliminatorias: se empezó con Luis Segura a la cabeza, la continuó la Comisión Normalizadora con Armando Pérez al mando y ahora con la presencia del sanjuanino Claudio Tapia en el sillón de calle Viamonte, desde marzo. En el medio estuvo el bochornoso 38-38 (había 75 votantes) en Ezeiza en el cierre del 2015 con la votación entre Segura y Marcelo Tinelli, un escándalo mundial que aún retumba por todos lados. Fueron estas conducciones las que hicieron pasar a la Selección de estilos opuestos: del control del juego ofensivo de Martino a la cautela de Bauza, para ahora tener el frenesí de Sampaoli.