Conforme a las estimaciones de las principales consultoras en economía, el consumo en nuestro país cerrará 2019 con sus peores números en más de una década. Se prevé una caída de entre 6 y 10 puntos porcentuales para el sector del consumo masivo, que incluye los principales productos de la canasta familiar, al igual que para el consumo de bienes más durables como vestimenta, electrodomésticos e, inclusive, automotores.

Para los candidatos presidenciales, la tarea de reactivar el consumo es clave si se quiere alcanzar una gestión exitosa, ya que la reactivación de la economía depende en gran medida de este factor, que es uno de los que la gente percibe más directamente.

Se sabe que promover el consumo no es una misión nada fácil, ya que depende del comportamiento de las demás variables de la economía, precisamente, aquellas que en este momento no se muestran favorables y que reflejan las malas condiciones económicas en las que se encuentra el país.

La mayoría de los economistas coinciden en que recuperar el consumo a valores históricos, que posibilite un mejor comportamiento de la economía, será una tarea muy ardua, en el marco de un panorama negativo donde los salarios siguen cayendo en términos interanuales desde principios de 2018 y una inflación que no cesa, ubicándose en el orden de más del 50% anual. Esta reducción de los ingresos sumada a uno de los índices inflacionarios más altos que se recuerdan, sólo comparable con los niveles registrados durante períodos de hiperinflación, es lo que ha hecho posible esta notable reducción del consumo que repercute negativamente en todos los sectores de la vida nacional. Se trata de una situación muy compleja, con pocas perspectivas de cambiar, que si no es abordada convenientemente se puede llegar a prolongar en el tiempo.

Algunas estimaciones señalan que, en el mejor de los casos, el salario privado se mantendrá en el actual nivel, permitiendo al país un proceso de recuperación. Desde un punto de vista optimista se cree que el consumo privado recién comenzará a crecer, si se hacen bien las cosas, en la segunda mitad del próximo año, si es que se logra frenar la caída del empleo, el desplome de los salarios reales y solucionar problemas como la debilidad del crédito, las altas tasas de financiamiento y el deterioro de la actividad económica en general.