La imagen corresponde a la antigua iglesia de Concepción destruida por el terremoto de 1944. Abajo, el actual edificio.

 

La conocida parroquia del Pueblo Viejo de Concepción ha tenido la fortuna de celebrar, durante el 2019, nada menos que sus doscientos años de fundación (1819) y, con una profunda acción de gracias al Señor, los feligreses, y demás amigos de la bicentenaria comunidad católica, festejamos con entusiasmo la proclamación -hasta el día de hoy-, del anuncio de la salvación obrada por Dios, en Jesucristo "porque es eterno su amor" (Sal 117). Durante aquellos días conmemorativos, entre otras cosas, recordamos algunos datos de la historia parroquial, que nos hicieron constatar que Dios, continúa empeñado en nuestro bien. No todos los incontables signos del amor de Dios por su pueblo, pueden ser registrados por la pluma de los que relatan la historia, porque el Espíritu del Señor está siempre presente en las almas regeneradas por los santos sacramentos, y su trabajo divino y silencioso, es insuperable e incalculable. 

Pero, podemos rememorar algunos datos importantes, recurriendo a profesionales de nuestro medio. Es el caso del Lic. Claudio Vera, y de la Prof. Inés González, especialistas en historia, que nos aportan interesantes datos. Nos recuerdan que, en la ciudad fundada por Juan Jufré en 1562, desde mediados del siglo XVII, tenemos presente la devoción a la Inmaculada Concepción. La actual parroquia, será vice-parroquia hasta 1819 de la Matriz de la ciudad (Santa Ana y en 1775 la iglesia de los jesuitas).

En 1712 y 1717, aparecen documentadas las fiestas a la Concepción de Nuestra Señora. Hacia 1811, la ciudad de San Juan, tenía dos leguas de extensión para un solo sacerdote, por lo que se pedía para las capillas de Concepción y Desamparados otros sacerdotes que ayudasen en la administración de los sacramentos. 

En 1819, elevada a la categoría de lo que hoy conocemos como parroquia, siendo su primer cura párroco, el chileno Juan José Uribe. Hasta aquí, los datos proporcionados por los historiadores.

Desde entonces, la devoción a la Inmaculada Madre de Dios, fue in crescendo, hasta nuestros días. Es que, como ha recordado el Papa Francisco, "María está presente porque es Madre" (Catequesis 18 de noviembre), y Cristo, "no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio. Al Señor -ha escrito Francisco-, no le agrada que falte a su Iglesia el ícono femenino" (Evangelii Gaudium, Nº 285). A la "Virgen digna de veneración" y "causa de nuestra alegría", como proclaman las letanías laureteanas, queremos recordarla en este mes de diciembre, en el que concluye un año cargado de incertidumbres, temores y esperanzas, y especialmente, el próximo ocho de diciembre, al clausurase el "Año Mariano Nacional" elevamos nuestra confiada plegaria por el cuidado de la vida no nacida.

 

Por Pbro. Daniel Ríos
Párroco- Inmaculada Concepción