Podría decirse que se trata de una “cultura bolichera”. Esa de ir a la discoteca bien tarde, ya en la madrugada. Muchas veces, para entregarse a un desenfreno de alcohol y tabaco, por ejemplo. Diversión que, por desgracia, resulta nociva para los jóvenes. El común denominador de padres consultados coincide en que los chicos tienen el mismo patrón de conducta desde hace mucho tiempo. Se da en todo el año, aunque parece notarse más en verano, cuando la población disfruta de la noche, debido a las altas temperaturas en el resto del día. Es entonces que se observa más todo lo que sucede. 

Se sabe que la noche es “otro mundo”, “otra vida”. En ese sentido, algunos padres comentaron sus temores por la ingesta de drogas de sus hijos. Pero no se animan a denunciar. De todos modos, de manera anónima, reclaman al Gobierno que ordene mayor rigurosidad en los controles policiales. También, que la Justicia de Faltas, como la Justicia Penal se hagan cargo de la situación.

La previa bolichera surgió como una copia de las zonas balnearias de la costa Atlántica desde hace ya muchos años. Incluso se “exporta” hacia las playas chilenas en los veranos. Es así como la noche comienza mucho antes de ingresar a un boliche, sea cual sea. A esa antesala bolichera, llamada “previa”, es común entre los jóvenes el juntarse en la casa de alguno de ellos. Pueden ser grupos mixtos como también de varones por una lado y mujeres por otro. Por lo general, se consume fernet y cerveza. Pero, muchos son los que de movida, comienzan a “calentar el pico” con vodka y mezclas con otras bebidas. De esta manera el cóctel de alcohol y descontrol está asegurado para lo que queda de la noche. Son varias rondas que pueden durar un par de horas, mientras se charla, fuma, se comparten mensajes por whatsapp y van preparando el ambiente. Hasta que alguien mira el reloj de su celular y da la voz de que ya es hora de partir. 

En ese momento comienza otro problema. Muchos de estos jóvenes acostumbran a ir juntos en un auto, otros en motos, la mayoría de baja cilindrada como las 110 centímetros cúbicos y otros con rodados más grandes. Por lo general, ninguno está en condiciones de conducir un vehículo, debido a que ya consumieron demasiado alcohol.

En el camino, pocos controles. Quizás por falta de personal policial. Dentro de los boliches, se calienta el ambiente por distintos motivos. Ya, a la salida de estos lugares bailables, las peleas surgen de la nada. Pero eso sirve para que los vecinos de cualquier zona, llámese Concepción, Trinidad, Desamparados, sean víctimas de hordas de jóvenes totalmente fuera de sí, estimulados muchas veces por sustancias que se huelen en el ambiente.

La realidad es que hay actores que se tienen que involucrar más en el tema. Y, no permitir el avance del descontrol, porque cuando ya se escapó de las manos de las autoridades estatales, es muy difícil que se pueda parar.