El doble discurso de la oposición y parte del oficialismo local sobre la posibilidad de Sergio Uñac de postularse para un tercer mandato consecutivo, ha enfrentado a la política con la realidad, algo que conviene aclarar. Más allá del debate legal que introdujo la conducción de la oposición de manera torpe y anticipada a sabiendas de que estaban en la puerta de un cambio generacional al que había que esperar solamente cuatro años, hay un par de certezas que nadie puede negar: José Luis Gioja gobernó San Juan 12 años consecutivos y ahora Sergio Uñac no lo podrá hacer. Todos los actores de la vida política de la provincia saben que Gioja puso una trampa cuando modificó la Constitución y, aunque no les convenga admitirlo, todos los actores políticos saben también que no es lo mismo ser gobernador que vicegobernador. Conociendo esas realidades irrefutables, de igual forma la oposición entregó el debate político local a la suerte de los despachos judiciales federales, donde suelen jugar más los intereses particulares que los del conjunto. La política sanjuanina sabe que la pelea que le propuso Gioja a Uñac no fue por la legalidad, fue porque Uñac no quiso cumplir con el célebre doble comando que proponía el ahora diputado nacional. Gioja no entiende que la política lo ha expulsado, no lo entendió en su momento, y parece que nunca madurará esa realidad, a pesar de las trompadas que recibió ya dos veces seguidas. Esa trifulca no resuelta derivó en una reacción de Marcelo Orrego y Juntos por el Cambio, nacional y local, enojados porque sintieron que Uñac les estaba tirando por la cabeza su interna con Gioja al eliminar las PASO, algo que el orreguismo supo que ocurriría casi un año antes de que finalmente pasara. Sin certeza de ganarle al PJ en un mano a mano Orrego aprovechó alguna torpeza del PJ en la tramitación de los cambios electorales, y avanzó por las dudas en la justicia. Aún resuena aquélla frase de uno de los abogados que firmó uno de los escritos contra la re-re de Uñac: ‘con suerte todo se puede hacer’. Ese escenario político derivó en la inédita situación en la que quedó San Juan, que tendrá que elegir por primera vez en su historia y tal vez la del país, gobernador y vicegobernador por separado del resto de las categorías electorales.
El debate que insinúa la Corte es sobre si las reelecciones conspiran contra el republicanismo: ‘Lo medular de la cuestión radica, entonces, en precisar en qué punto el número de reelecciones que una provincia decide permitir para sus más altas autoridades impone un costo inaceptablemente alto a los valores que encarna el sistema republicano y, en consecuencia, transgrede la manda del artículo 5° de la Constitución Nacional’, aseguran los supremos Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz en el fallo. ¿Por qué sólo las provincias? ¿Por qué sólo los funcionarios del ejecutivo y no hablar de los concejales, diputados y legisladores nacionales? ¿Cuál es el número acorde? ¿Es lo mismo gobernar la provincia de Buenos Aires que Tierra del Fuego o Formosa? ¿Hay que aplicar la misma periodicidad para un intendente de 1.000 habitantes que para un presidente de 46 millones? Es muy difícil que el estado nacional pueda parir un sistema único que resulte justo para cada rincón del país, y por eso justamente existen las constituciones provinciales. Pero, ¿es una reelección indefinida lo que estaba en discusión? No, para nada. Lo que estaba en discusión es si un ciudadano podía presentarse dos veces seguidas para el mismo cargo, algo que pasó hace muy poco tiempo incluso en la misma provincia, con Gioja. La Corte asegura que si no le contaba a Uñac el período como vicegobernador, existía la posibilidad de que el gobernador burlara el sistema alternando los cargos, y tal vez de manera indefinida. Eso es meterse en la vida política de la provincia, puesto que nada indica que Uñac o cualquier otro quiere o querrá hacer semejante cosa y, en todo caso, cuando ocurra, y si es que eso pasa, la Corte podría intervenir igual que lo hizo ahora, luego del seguro planteo de algún opositor, quienes han tomado esa maniobra como parte de sus actividades proselitistas. Nada indica que Uñac tenía pensado hacerlo. Nada indica que no lo iba hacer. Pero es difícil creer que se pueda decidir sobre supuestos.
Ese concepto es peligroso, porque la Corte ahora abrió el camino para que cualquiera plantee evitar las reelecciones en cualquier ámbito. Y, además, ¿qué son las reelecciones? Si es sobre la letra fija de la norma, casi una lectura de diccionario, una reelección es cuando una persona se presenta al mismo cargo por una vez consecutiva. Ahora, ¿no es reelección cuando los Orrego, los Abarca, los Gramajo, los Núñez buscan y logran poner a hermanos, parejas, o hijas en los lugares que ellos ocuparon? Suena ilógico ante la ley asegurar que poner a un pariente es reelección, pero totalmente lógico desde el punto de vista político. Ahí existe una burda maniobra para perpetuarse en el poder. ¿No atenta eso al republicanismo?
El otro planteo es la naturalidad de la responsabilidad del gobernador y el vicegobernador. La Corte tomó la vicegobernación de Uñac entre 2011 y 2015 como primera gobernación, entonces afirmó que los cargos son iguales, algo que choca muy de frente con el sentido común y la realidad de la política sanjuanina, que contradice a gritos esa supuesta máxima: acá se sabe que Jorge Escobar y Juan Carlos Rojas no fueron lo mismo; tampoco Wbaldino Acosta y Alfredo Avelín, ni mucho menos José Luis Gioja y Sergio Uñac; y todos ocuparon los sillones de gobernador y vicegobernador, y fueron fórmula. Más allá de la función, que también es distinta, la realidad indica que el segundo no siempre garantiza continuidad del primero. Ni siquiera se puede afirmar que quienes lleguen bajo el mismo proyecto político terminarán de la misma forma.
Resulta complejo no introducir entonces el elemento de la política en todo el debate. Si bien muchos dirigentes locales y nacionales vinculados al Justicialismo aseguran que Rosenkrantz y Rosatti fueron nombrados a dedo por el expresidente Mauricio Macri, eso no es del todo cierto. Apenas asumido, en diciembre de 2015, el líder del Pro redactó un decreto donde dispuso el nombramiento de Rosenkrantz y Rosatti como miembros de la Corte ‘en comisión’, algo que permite la Constitución Nacional. De igual forma esa maniobra terminó judicializada y rechazada. Finalmente entre junio y agosto del año siguiente, los dos jueces obtuvieron el nombramiento con los votos de las dos terceras partes del Senado, como dispone la Carta Magna nacional. Aunque efectivamente no ocurrió como indican muchos dirigentes del Frente de Todos, los dos jueces evidentemente tienen un fuerte vínculo con Macri, que intentó (y finalmente logró) imponerlos como integrantes del máximo tribunal del país. Párrafo aparte para el senador sanjuanino mandato cumplido Ruperto Godoy quien, según los registros de esos años, votó afirmativamente los pliegos de los dos jueces. Ninguno de los dos hubiera asumido como juez sin el apoyo de muchos legisladores del PJ. Cosas de la política, como dicen.
Esa relación de los supremos con Juntos por el Cambio se notó en el freno a las elecciones en San Juan y Tucumán del 9 de mayo pasado, a cinco días de la contienda del 14. La queja por la candidatura de Juan Manzur en Tucumán, también como en San Juan promovida por dirigentes de Juntos por el Cambio, estaba hacía meses en el despacho de los integrantes de la Corte, y hacía un mes en el caso de San Juan. Fue muy llamativo que solo se dedicaran a resolver la medida cautelar en muy pocos párrafos y ya con una clara tendencia a no permitir que Uñac se presente como candidato a gobernador. Explican especialistas, que el tema debió resolverse en el mismo momento y que no hacía falta separar el tratamiento de la cautelar de la cuestión de fondo, algo que finalmente pasó hace dos o tres días. Es decir, el que lee la cautelar entiende que los ministros de la Corte iban a hacer lo que finalmente hicieron. Entonces, ¿para qué frenar la elección y patear la cuestión de fondo para luego? Evidentemente quisieron dañar al oficialismo sanjuanino con las fechas y que el tema se mantuviera en agenda. Si lo lograron o no se sabrá el 2 de julio. Por los resultados del 14 de mayo, perdieron ante el público, aunque ganaron contra Uñac porque lo sacaron de la cancha.
Más allá de las cuestiones de fondo, en la Justicia local hacen notar algunos ‘tips’ sobre la cautelar de los supremos: destrozó la previsión del Código Electoral en cuanto a que una lista debe contener al mismo tiempo ‘candidatos a gobernador o gobernadora, vicegobernador o vicegobernadora, a diputados o diputadas representantes de como mínimo diez departamentos, candidatos y candidatas a intendentes o intendentas de como mínimo diez departamentos y lista completa a diputados o diputadas representantes de la provincia elegidos por el sistema de representación proporcional’, y en definitiva en el cuarto oscuro no hubo candidatos a gobernador y vicegobernador, mutilando la exigencia legal. Desconoce el Artículo 185° de la Constitución Provincial que establece que la elección a gobernador y vicegobernador se hace en conjunto con la de diputados. Rompe, en principio, con la incompatibilidad de ser candidato a dos o más cargos electivos distintos, porque todos los que compitieron el 14 de mayo no son ya candidatos ni podrían postulare, por ejemplo, para sustituir a Uñac. Ha determinado la integración de la Cámara de Diputados desprendida de la elección de gobernador y vicegobernador, dándose la inconveniencia política de ya saberse quiénes manejarán o manejarían el legislativo. Ha duplicado los gastos electorales al suspender una sola categoría. Deja un antecedente jurídicamente muy complicado, ya que evidentemente se puede llegar a la Corte Suprema sin pasar por las cortes provinciales, hiriendo gravemente al federalismo. Deja, también, otro antecedente muy pesado al dejar sobre la mesa que se puede privar a una persona de sus derechos políticos sin haberlo escuchado jamás y en ninguna instancia, vulneración de derechos que no se admite ni para el peor delincuente.
Entrando en la elección del 2 de julio específicamente, todo indica que el senador Rubén Uñac asumirá la responsabilidad de conducir la fórmula, secundado por Cristian Andino. Es muy probable -y casi inevitable- que la coalición oficialista afirme su campaña en el vínculo que pueden establecer los hermanos Uñac en San Juan y Buenos Aires a la vez, lo que desnuda otro dato que todos suponen: Sergio encarará la candidatura a la senaduría en la contienda nacional. Ocurra o no, la fórmula que armó el actual gobernador es la que le pedía el peronismo. Andino es buen candidato, pero no es lo puro que los hombres y mujeres de la calle 25 de Mayo reclamaban. El gobernador finalmente se inclinó por acceder al pedido de su partido mirando en mantener la conducción, lo que le permitirá no relegar poder político en la provincia. Si la jugada sale, será la primera vez en mucho tiempo que un dirigente que no ocupa el cargo de gobernador, logra sostener el poder político de la provincia.