El Poder Ejecutivo Nacional ha publicado el martes último el decreto 683/18 que contiene las normativas del Plan de Reconversión del Sistema de Defensa Nacional, instrumento que devuelve y actualiza el papel de las Fuerzas Armadas que le había quitado la doctrina kirchnerista en 2006.
Ese año, mediante una norma absolutamente restrictiva ideada por la exministra Nilda Garré y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) se anuló en los hechos el rol militar.
Néstor Kirchner congeló el accionar del Ejército, la Armada, y la Fuerza Aérea limitándolas a intervenir en un hipotético ataque de un Estado extranjero a la Argentina. Ni siquiera podían repeler al terrorismo internacional si no era parte de un gobierno hostil. En realidad el decreto 727/06 apuntaba a ganar la simpatía -y los votos- de la izquierda dura y alinearse con el pensamiento chavista.
De ahora en más las operaciones militares se extienden en defensa de los intereses vitales de la Nación; de las dispuestas en el marco de la ONU u otros organismos internacionales, en apoyo a la comunidad nacional e internacional, y operaciones encuadradas en la Ley 24059 de Seguridad Interior.
Es decir, las FFAA además de ser instrumento de la política exterior pueden actuar en ejercicios multinacionales, operativos de paz, la protección del medio ambiente, la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y asistir en las emergencias sociales del país.
La reacción de la oposición ante este decreto de reconversión militar pide que se trate en el Congreso, pero lo que hace Mauricio Macri ahora es derogar con un nuevo decreto el que promulgó Kirchner en 2006, que no fue al Parlamento porque es reglamentario de la Ley de Defensa Nacional.
Tampoco la izquierda debe poner el grito en el cielo, ya que estamos frente a una política de Estado que primero debe prever cuantiosos recursos para el reequipamiento y funcionamiento de las FFAA, lo que implica un cronograma a largo plazo, más allá del actual mandato presidencial.
Lo importante es que los militares podrán salir de sus cuarteles para intervenir en la seguridad interior como apoyo logístico en la zona de frontera para frenar la penetración narco, y en eventos de carácter estratégico donde corra riesgo la Nación. Toda democracia moderna tiene a las FFAA como reserva para casos donde fuerzas de seguridad, como la Policía y la Gendarmería se ven desbordadas por hechos originados en el crimen organizado, ataques terroristas, o por desastres naturales.