Taiwán es por estos días centro de la atención mundial al haberse convertido en el foco de un conflicto diplomático entre China y Estados Unidos de Norteamérica, después de la visita que realizó a la isla la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi. La situación de esta próspera nación insular, de más de 23 millones de habitantes y ubicada a 180 kilómetros al este de China, es muy particular ya que desde la década del ’40 mantiene un conflicto con las autoridades chinas en relación a la pertenencia de la isla, que se mantiene vigente desde entonces en medio del gran crecimiento económico que la ha caracterizado. La visita de la política norteamericana que se reunió con la presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen, ha generado suspicacias en el gobierno chino que ha dejado de lado su prudente discursiva para dar lugar a palabras que ilustran un escenario muy poco deseable para el mundo, como la metáfora de tinte bélico de que "quien juegue con fuego se quemará". Consecuentemente China ha multiplicado en estos días la cantidad de ejercicios militares cerca de Taiwán violando el espacio aéreo en una clara provocación ante el acercamiento de EEUU a las autoridades taiwanesas. Por su parte Pelosi al dejar el país confirmó el respaldo a la causa de Taiwán al expresar que EEUU no los abandonará ante la situación por la que atraviesan en el permanente reclamo de China por la recuperación de la isla.

La importancia que tiene Taiwán dentro del contexto internacional y por lo cual se ha generado esta disputa entre EEUU y China está vinculada a su ubicación estratégica en el marco del Pacífico Sur y su desarrollo económico que la ha llevado a ser una de las naciones más prósperas del mundo. Es decir que geopolítica, industria y simbolismo histórico se conjugan para que esta isla se haya convertido en un gran atractivo de las grandes potencias.

Los ejercicios militares iniciados por China en el estrecho de Taiwán, que separa la parte continental de la insular, están generando gran preocupación por haberse convertido en una violación del espacio aéreo y por la similitud que tienen con ataques reales, lo que predice la posibilidad de una invasión armada que es lo que tiene en vilo a los taiwaneses. 

Los movimientos de fuerzas militares por parte de China y Taiwán y el compromiso de EEUU -aunque no sea compartido por todo el gobierno de ese país- de apoyar la causa de Taiwán colocan al mundo, otra vez, ante la puerta de un conflicto armado de grandes proporciones.