A José Luis Zavala, de 78 años, lo buscaron por cielo y tierra en Iglesia. La última vez que lo vieron con vida, según su familia, fue el 14 de octubre, cerca de las 21, en su casa de Estancia Guañizuil, en la localidad de Tudcum, Iglesia. En la policía aseguran que la denuncia no fue inmediata, que pasaron varias horas.
Hubo rastrillajes, pero a más de un mes no había indicios firmes sobre qué fue lo que le pasó. Este jueves, a la mañana, hubo un cambio radical cuando se produjo un macabro hallazgo, a unos 5 kilómetros de donde desapareció: un esqueleto con la piel pegada en los huesos, con algunos faltantes, deshidratado, propio de un cuerpo expuesto al sol, inclemencias climáticas y el actuar de animales.
Lo que los pesquisas descartaron de inmediato fue que se tratara de restos de vieja data. Y ahí nomas empezaron a unirse los cabos para saber si el cuerpo corresponde o no a Zavala. Por el estado de avanzado de descomposición, es imposible saber ahora si efectivamente lo es (será clave la autopsia), pero fuentes policiales dijeron a este diario que un hijastro reconoció algunos elementos.
Se trata de la ropa que el hombre identificó como "muy parecidas" a la que usaba ese día Don José y un bastón.
Los investigadores, al principio, barajaron la posibilidad de que salió al campo y se perdió y también un posible viaje a Buenos Aires, donde Zavala tiene un hijo, pero quedó descartada de inmediato porque no salió ni con dinero ni su DNI.
Nadie en la policía se atreve a descartar que se trate de un homicidio y esperan que "el cuerpo hable" cuando lo examinen los forenses.
