Señor director:
Tiempo atrás, una ideología, el racismo, se propagó por la mente de algunos europeos, obligando a científicos a afirmar que la raza aria era superior a las demás razas y culturas de la tierra, lo cual autorizaba a aniquilar a otras personas, por ejemplo: los gitanos. Por otro lado y en otro momento, el papa Juan Pablo II en un acto de importante sinceramiento pidió perdón al mundo entero por errores cometidos por persona integrantes de la Iglesia, siglos atrás. Entre ellos aparece el caso Galileo Galilei. El tribunal obligó al “astrónomo” a retractarse y traicionar la verdad que él mismo comprobó, científicamente, “el sol gira alrededor de la tierra”. Los antecedentes citados son ejemplos de cómo, en ocasiones, la cerrazón puede imponerse y violentar todo, hasta lo obvio. Algunos llegan a pisotear los valores fundamentales que tienen que ver con la Dignidad Humana. En sí mismas dichas ideas buscarán de fondo un valor aparente. Pero jamás una idea, religión o ley, deben anteponerse a una escala de valores humanos superiores, como lo es la vida inocente. El dato científico tanto de la biología molecular y la genética, pueden dar hoy con precisión cuándo y cómo se origina la concepción, como así también las estadísticas fehacientes que permiten ver cuántas muertes se causan realmente por abortos clandestinos.
¿La muerte puede ser causa de progreso y desarrollo? Seguramente no, pero sí probablemente optar por ella nos haga más insensibles y más egoístas, ninguna de estas dos cualidades harán grande a una nación.
