
En San Juan, la devoción que se le tributa a la Virgen del Rosario de Andacollo, además de ser una de las más convocantes dentro de las advocaciones Marianas, es igualmente la que posee una particular exteriorización, cargada de significaciones. Su devoción forma parte del catolicismo popular, pues sus características tanto de culto, con sus ancestrales rituales y su misma historia, amalgamada con componentes míticos; son propios de esa religiosidad popular o Iglesia Cultural, como la denomina el antropólogo y sacerdote peruano, Manuel Marzal. El origen de esta advocación, a quien también se la denomina indistintamente "Virgen morena”, "Virgen chinita o de la montaña”, lo encontramos más precisamente en un pueblo chileno, montañoso y minero, llamado justamente Andacollo. Está ubicado a casi 60 kilómetros al Sureste de la ciudad de La Serena, situada a la misma latitud que el departamento de Iglesia. En cuanto a las referencias históricas de este pueblo cabe lo dicho por un estudioso del tema, el sacerdote transandino Principio Albás, quien expresa: "El origen de Andacollo se pierde en la noche de los tiempos. Se extiende entre una serie de áridas montañas que forman las últimas ramificaciones occidentales de Los Andes, a una altura de 1.031 metros sobre el nivel del mar”.
En cuanto a las imágenes de la Virgen, el historiador chileno Milton Godoy dice: "fueron portadas por los primeros españoles o encargadas desde Arequipa, Cusco o Quito, donde se gestaron las escuelas de imaginería religiosa homónimas, durante la colonia”. El rasgo más distintivo de esta devoción es el baile que los promeseros le ofrecen a la Virgen, considerando a estas danzas, como "una manera de rezar o de cumplir una promesa”, según dicen sus protagonistas. La veneración en San Juan, primeramente los cultos de carácter familiar o domésticos, se asentaron en los departamentos lindantes con la cordillera, como Calingasta e Iglesia, también en Jáchal, por ende es en ellos donde se encuentran los oratorios más viejos, principalmente familiares; luego se trasladaron al valle central, difundiéndose por toda la provincia. Sin duda, la devoción a la Virgen del Rosario de Andacollo ocupa un lugar dominante en el campo religioso del área andina sanjuanina.
La devoción en San Juan fue recreada culturalmente de acuerdo a la propia experiencia histórica – religiosa local. Oportuno es indicar que cuando nuestro país, en 1978, casi se enfrenta en una confrontación bélica con Chile, tanto argentinos como chilenos asentados en la zona circundante al culto o en la frontera, invocaron la protección de la Virgen del Rosario de Andacollo para que impidiera la inminente guerra. esto es indicador, como dicen los antropólogos, de una aproximación simbólica de creyentes pertenecientes a diferentes estados nacionales. Es decir que lo religioso diluye a la frontera política. En nuestra provincia existen capillas en todos los departamentos, donde puede ser patrona titular o no, pero existe una imagen que generalmente fue traída de Chile, resultado de una promesa.
