La sonda espacial robótica Voyager 1, que se encuentra hoy a casi 23.000 millones de kilómetros de la Tierra, detecta en el medio interestelar (ISM, por sus siglas en inglés) constantes zumbidos de ondas de plasma, un gas difuso que se esparce entre las estrellas. Eso concluyeron científicos de la Universidad Cornell (EE.UU.) tras analizar datos provenientes de ese aparato espacial desde 2017. Los resultados de la pesquisa fueron publicados este lunes en la revista Nature Astronomy.
"Es muy tenue y monótono, porque se encuentra en un ancho de banda de frecuencia estrecha. Estamos detectando el tenue y persistente zumbido del gas interestelar", dijo Stella Koch Ocker, estudiante de doctorado en astronomía, quien descubrió la emisión.
El espacio interestelar no está completamente vacío, pero resulta difícil observar y medir el difuso material existente entre las estrellas, que son más brillantes. "El medio interestelar es como una lluvia tranquila o suave. En caso de un estallido solar, es como detectar un relámpago en una tormenta eléctrica, y luego se vuelve una lluvia suave", explicó el autor principal de la investigación, James Cordes.
¿Cuáles pueden ser las implicaciones del descubrimiento?
Gracias a la detección de las emisiones de plasma en el medio interestelar, los especialistas pueden examinar más detalladamente la interacción entre el ISM y el viento solar, así como estudiar de qué manera influye el ambiente de ese espacio en la formación y modificación de la burbuja protectora de la heliosfera del sistema solar.
De otra parte, el ruido localizado servirá para cartografiar la densidad del plasma, a medida que las sondas Voyager 1 y Voyager 2 se adentren más en el medio interestelar. Los expertos estiman que en el ISM habría más actividad de baja intensidad de lo que antes pudo creerse.
El veterano aparato que sigue siendo útil
Entretanto, la sonda espacial seguirá enviando señales de ese orden, aunque está previsto que el generador termoeléctrico de radioisotopos que alimenta el equipamiento de la Voyager 1, necesario para la detección de zumbidos, quedará fuera de servicio en torno a 2025.
La Voyager 1 fue lanzada con la misión inicial de estudiar Júpiter y Saturno. En agosto de 2012 abandonó la heliopausa (el límite de influencia del Sol) y llegó a ser el primer artefecto humano en alcanzar el espacio interestelar. Sin embargo, todavía no ha abandonado el sistema solar, meta para la que necesitará unos 300 años más.