Tres delincuentes encapuchados, armados, vestidos de negro y con las manos cubiertas con guantes enseñaron qué es el terror a una esteticista y a sus tres hijos, al igual que a una hermana de ella que se estaba quedando en su casa con su nena, durante un violento asalto en el que golpearon a las mujeres pese a que los menores les suplicaban que no lo hicieran, a lo que respondieron con amenazas de muerte mientras direccionaban las armas a las cabezas de los chicos. Todo eso para llevarse $20.000, ropa, zapatillas y celulares, confiaron ayer las víctimas.
El golpe ocurrió sobre las 23.30 del último martes, en Chimbas, en el Loteo Las Marías, cuyo ingreso es por Benavídez, metros al Oeste de Oratorio. En ese mismo sitio el domingo 15 de este mes había sido desvalijada una vivienda de la que sustrajeron hasta la carne para un asado. Esta vez fue el turno de la casa de al lado, siendo el ataque mucho más dramático porque había seis personas cuando los tres ladrones, dos con armas de fuego y el otro con una barreta, entraron por la parte trasera, luego de cortar la tela perimetral y de abrir la puerta que conecta con el fondo, que estaba sin llave.
"Estábamos cenando cuando entraron, yo empecé a gritar y de entrada ya me pegaron", contó Pamela Sánchez (37), dueña de una estética, que esa noche estaba con sus tres hijos, dos nenas de 9 y 4 y un bebito de 1 año. Mientras que también se encontraba su hermana Micaela (25), que es peluquera, con su hija de 4. Los seis fueron encerrados en una pequeña pieza interior donde está el lavarropas y los hicieron sentar, "pero los niños lloraban, gritaban, se paraban, salían y como yo iba detrás de ellos me pegaban piñas y me decían que no los mirara", señaló Pamela, a quien le quedó una marca bajo su ojo derecho. La mujer se quebró al recordar el momento en que su nena de 4 años decidió hablarles a los delincuentes. "Muchachos, no tenemos nada, no le peguen a mi mamá", les suplicaba, con el apoyo de los otros menores.
Para ese entonces Pamela ya se había desprendido de los únicos $10.000 que tenía, mientras que su hermana Micaela les había entregado la misma suma, dinero que guardaba en su bolso y que estaba destinado para festejar el cumpleaños de su hijita. "Nos decían que cómo con alta casa no íbamos a tener más plata. Les respondí que esta casa está llena de deudas", rememoró la esteticista, que vive en ese lugar hace 8 años y es la primera vez que le pasa algo así.
Micaela, por su parte, contó que vive en Capital pero desde la semana pasada se está quedando allí. "Nunca me resistí, pero cuando le pegaron a Pamela y la tiraron al piso me indigné, les hice frente y fue cuando me maltrataron a mí, uno de ellos me agarró del cuello, me zamarreó y me preguntó si quería que me matara a mi hija", expresó, aún con la respiración agitada.
No conformes con el dinero, los ladrones revisaron todas las habitaciones en busca de elementos de valor. Seleccionaron prendas y zapatillas de marca, y cuando pretendían desatornillar el televisor del comedor "los ahuyentaron mucho los gritos de los niños, pedían por favor que no se lo llevaran". Eso apuró la salida de la banda, de la que hasta ayer no había novedades, indicaron en la Policía.
"Fue una situación muy fea, muy traumática. Que te digan que van a matar a tu hijo mientras le apuntan en la cabeza es terrible. El hecho fue espantoso, estamos ahora con psicólogos. Los niños preguntan por sus celulares, se los quitaron de las manos, están con pesadillas", lamentó la mayor de las hermanas, con la voz totalmente quebrada. La mujer pidió mayor seguridad en la zona y que las autoridades "hagan algo" con un enorme zanjón sin utilidad y totalmente oscuro, ubicado detrás de las últimas casas del loteo, al que los ladrones usan como vía para moverse y para ocultarse. La denuncia fue radicada en la seccional 17ma.