Notable. Reconfortante. Una victoria que ilusiona a más no poder. En el momento justo. Cuando el Mundial no sólo entra en la etapa de definiciones sino que enfrente están los mejores. Un vuelo alto de Las Águilas. Goleó 5-1 a Portugal en semifinales y hoy tiene su lugar en la finalísima frente al campeón España. Ese partido en el cual está en juego el oro. Y que para las chicas argentinas tiene un ítem especial: la revancha. Porque en las dos últimas finales de mundiales cayeron ante España. Hoy juegan en casa y les toca inflarse de aire y salir al frente ante su gente.
Lo abultado del marcador de ayer tuvo dos explicaciones. Por un lado que el equipo lució distinto. Más metido, más concentrado en lo que tenía que hacer. Por lo que la efectividad apareció como una consecuencia lógica de esa velocidad mezclada con precisión. Y, por el otro, la tremenda actuación de la arquera Anabella Flores que, cuando Portugal atacó ella se mostró como una muralla imposible de romper. Apenas le hicieron un gol que hasta se podría discutir si entró o no la bocha. El resto, lo atajó todo. Un pilar fundamental en esta parte del Campeonato.
La superioridad del equipo de Darío Giuliani quedó en evidencia desde el mismo inicio. Si antes del minuto y media la buena de Julieta Fernández abrió el marcador mostrando su chapa de goleadora. Después afirmaron el dominio argentino dos goles que llegaron por penales. El primero de Valentina Fernández y el otro de Florencia Felamini.
En el complemento descontó Portugal pero la reacción fue inmediata con un gol de Luciana Agudo (otra de las que cumplió una excelente actuación). Y cerró la cuenta Julieta. La fe está intacta. El optimismo también. Hoy Las Águilas van por la corona.
España, el rival
Al igual que las finales de los dos últimos Mundiales -en Nanjing (China) y en Barcelona (España)- el rival de la Selección argentina femenina es su par de España. Ayer, en la otra semifinal, las españolas ganaron 5-1, en este caso a Italia. En esas dos mencionadas la victoria quedó para España: 7-5 en Nanjing y 8-5 en Barcelona. ¿La tercera será la vencida?