
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, cerca de 646.000 personas mueren cada año en el mundo como resultado de una caída, mientras que 37,3 millones de caídas son lo suficientemente graves como para requerir atención médica. El número no sólo es grande sino que, en las últimas dos décadas, la cifra se ha duplicado, y la edad a la que normalmente comienzan a producirse las caídas (que ocurrían típicamente en adultos de más de 60 o 65 años) está adelantándose. Los datos muestran que, en parte, los seres humanos estamos perdiendo la capacidad de mantenernos en equilibrio, una habilidad tan natural para nosotros que rara vez nos damos cuenta de todos los procesos que involucra.
- Pérdida del equilibrio
Aunque mantenernos erguidos y en equilibrio es algo que nos sale naturalmente, se trata de una actividad que pone en marcha varios procesos físicos y cognitivos que se retroalimentan mutuamente.
"El equilibrio requiere de una serie de información sensorial", dice Dawn Skelton, profesora del Departamento de Fisioterapia y Paramedicina de la Universidad Glasgow Caledonian, en Reino Unido.
"La visión es uno de los elementos principales, pero no el único. Tus ojos trabajan con tus oídos y el sistema vestibular del oído interno (una serie de canales con fluidos que se mueven cuando mueves la cabeza, para decirle al cerebro en qué dirección se encuentra y cuán rápido se mueve)". Con esta información, los músculos de las piernas y el tronco se acomodan para mantener la postura. Este sistema que combina diferentes elementos comienza a entrenarse durante la infancia, y de su desarrollo dependerá nuestra capacidad de mantenernos en equilibrio en el futuro.
- Caídas anticipadas
El gran problema es el cambio en nuestro estilo de vida, que desde la infancia se ha tornado mucho más sedentario y, como consecuencia, la posibilidad de practicar ha quedado reducida. "Hace dos generaciones, la mayoría de los niños iba caminando a la escuela y no sentado en un auto. Pero también en las escuelas ahora se hace mucha menos actividad física", señala Skelton.
La vida fuera del colegio sigue patrones similares, con actividades centradas mayormente alrededor de una pantalla.
- Salud mental
Otros factores que afectan al equilibrio tienen que ver con nuestro estado emocional y salud mental.
"El perfil físico de pacientes con esquizofrenia se caracteriza por una marcha lenta y una zancada reducida, los que padecen trastornos de ansiedad se caracterizan por trastornos del equilibrio y los que padecen depresión, por una marcha lenta y una postura encorvada", señala un estudio publicado a principios de este año por un equipo de investigadores liderados por Ron Feldman, del Departamento de Anatomía y Antropología de la Escuela de Medicina Sackler de la Universidad de Tel-Aviv, en Israel.
- Equilibrio en movimiento
Hay mucho que podemos hacer para fortalecer nuestro sentido del equilibrio. Todo tipo de ejercicio ayuda. Algunos ejemplos son bailar, deportes con raqueta, fútbol, o andar en bicicleta. En el caso de las personas mayores o frágiles, simples ejercicios como pararse en un pie, o subir y bajar en puntas de pie, o caminar para atrás (con ayuda y extremo cuidado) también ayudan a fortalecer el equilibrio.
Por Laura Plitt
BBC News Mundo
