La insistencia del prefecto principal de Prefectura, Leandro Antonio Ruata, quien pidió volver a rastrillar un tramo del río Chubut, y el rigor de la orden de rastrillaje del juez Gustavo Lleral para evitar interferencias en la investigación, fueron las claves del hallazgo del cuerpo que se presume de Santiago Maldonado.

Así se desprende de la orden de allanamiento de la comunidad mapuche Resistencia Cushamen y la estancia Leleque -del Grupo Benetton-, librada el viernes 13 por Lleral para ejecutar cuatro días después, con la sola participación de los mapuches, los familiares de Maldonado y dirigentes de entidades de derechos humanos.

Lleral destacó que la medida fue establecida por la declaración testimonial del prefecto Ruata, cuando sugirió "al menos un rastrillaje más" en el río frente a la comunidad mapuche y 60 kilómetros aguas abajo, en territorio de Benetton, sosteniendo que "debería repasarse el río algunas veces más porque tiene muchas ramas".

El juez consideró que los anteriores rastrillajes, ordenados por el recusado Guido Otranto, a quien reemplazó, sufrieron "injerencia de intereses ajenos".

Así enumeró los "legítimos y primeros" intereses de la familia Maldonado, los de la comunidad y los de las agrupaciones de derechos humanos. Entre los que excluyó, citó los intereses "del Estado Nacional argentino, que ha resultado denunciado a nivel internacional, así como también las fuerzas de seguridad y funcionarios que eventualmente pudieren estar involucrados en los hechos".

También los del estado provincial de Chubut, lugar donde ocurrieron los sucesos. Por eso, para evitar que la diligencia se "vea entorpecida por otras personas ajenas", el juez recomendó a los "autorizados a estar presentes" que "guarden la mayor reserva del contenido de la presente orden judicial".

 

 

Días atrás, antes del hallazgo de un cuerpo en el Río Chubut, los investigadores identificaron a un joven al que reconocieron como el artesano desaparecido al hacer "zoom" con sofisticadas herramientas técnicas sobre el material fotográfico que tomaron los gendarmes del procedimiento del 1 de agosto.

La imagen, publicada ayer por el diario Página 12, fue tomada desde el interior del terreno a pocos metros de la tranquera y se direcciona hacia el interior del Pu Lof de los mapuches. Captó la casilla de madera que funciona como guardia y a dos personas: una de ellas guardaría características similares a las de Santiago con la campera celeste.