Fotos: Colaboración Epitamarí, GarabatoSo, Amor Amarillo y Tatuna
Por estos días, donde cada vez está más próximo el estreno del año 2018, hay una propuesta que se torna más vigente que nunca: cambiar la agenda. Cada vez hay alternativas a las tradicionales, con sello de autor, de origen sanjuanino y con mucha creatividad de por medio, lo que las hace sustentables, divertidas pero también competitivas frente a agendas electrónicas y celulares. Lo que sigue es una suerte de catálogo de emprendedoras sanjuaninas para mirar, enamorarse y poner manos a la obra completando página a página.
Tatuna: rutina con costura a mano
Decenas de tutoriales de Internet y cientos de pruebas con aguja y lana, hizo Tatiana Fernández -Tatuna para su hermana, desde que eran pequeñas- para lograr incorporar los secretos de la encuadernación artesanal. La mejor prueba de que lo logró y no sólo eso, sino que pudo dominar diferentes técnicas con distintos grados de dificultad (costura japonesa, copta, etc), son los productos que se pueden conseguir solamente en la tienda De los Vientos (ubicada en calle Cabaña y Avenida Libertador).
Es tal el auge de su emprendimiento que tuvo que renunciar a su trabajo para dedicarse al armado de las agendas y cuadernos (para el control pediátrico, recetarios, anotadores, etc) que tienen tapas de telas -que van desde el provenzal, de tapicería y hasta terciopelo o batik que ella misma tiñe-, entre otros detalles que las hacen diferentes a las industrializadas. La renuncia también le sirvió para terminar su tesis para, en marzo próximo, convertirse en Diseñadora Gráfica con todas las letras.
“Me encanta lo artesanal y trato de que mis productos sean amigables con el medio ambiente. De hecho uso papeles no madereros y tengo un proyecto de hacer agendas ecológicas”, cuenta la chica que imprime cada página con aspectos que a ella le sirven: planificación anual, semanal, índice telefónico, horarios, grilla de gastos, lista de compras. “Lo único que les falta a mis agendas es la alarma que tiene el celular”, dice irónicamente. Las agendas -cada una es única- cuestan entre 40 y 360 pesos, dependiendo los tamaños.
GarabatoSo al por mayor
Todos esos dibujos que a Sofía Soledad Rojas -es diseñadora gráfica, docente universitaria y dueña de su propio emprendimiento- alguna vez le esbozaron una sonrisa en la cara y le quitaron un poco de angustia, se convirtieron en el sello inigualable de su marca. GarabatoSo es esa conjunción esos mundos y personajes imaginarios en diferentes colores convertidos en productos.
De hecho, no se limitó a que sus dibujos solo fuesen cuadros. sino que ambicionó mas y esos mismos garabatos simpáticos fueron el estandarte de agendas, cuadernos, láminas para pintar, bitácoras, fundas de celulares y notebook (en neoprene) y el producto estrella del 2017-2018: almanaques. Ella hace los útiles o accesorios que los clientes le pidan, pero hay algo que no negocia: todo producto lleva sus imágenes creativas. Si, en cambio, puede modificar tamaños, dimensiones, tipografìas (son dibujadas por ella misma). Esta emprendedora no sólo hace las ilustraciones exteriores sino las que alegran cada página de las agendas que tienen secciones como notas de viajes o cosas importantes, gastos mensuales, un sobre para guardar recuerdos, contactos, horarios y hasta un apartado para deseos y objetivos. Como adicional traen stickers.
Los “garabatoSos” -cuestan entre 290 y 350 pesos- se pueden adquirir en la librería Desnivel (Salta antes de Libertador), la tienda Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson y las bocas de expendio de Pura Cepa.
Amor Amarillo, verdaderos cuadernos de ideas
No hay estudiante de las carreras de Diseño -Industrial, como Emilia Meli y Gráfico, como su socia Mayra Zevallos- que no tenga como material de clase su bitácora, nombre que recibe ese cuaderno de hojas en blanco donde se vuelcan los proyectos más anhelados, las ideas más alocadas, los bocetos más inalcanzables y los sueños más prometedores. Así fue como ambas empezaron, por necesidad propia, este proyecto que a esta altura de las circunstancias encuentra a Emilia a punto de recibirse y a Mayra en el segundo año de la carrera.
“Fue por amor al arte, se podría decir. Hacíamos esos cuadernos que queríamos tener para bocetar. Y sin pensarlo empezamos a tener pedidos de nuestros propios compañeros, después de estudiantes de otras carreras y otras facultades. Al punto que tuvimos que empezar a producir en serio”, cuenta Mayra, sobre Amor Amarillo, marca “pedida prestada” a Gustavo Cerati de su primer disco solista y denominación que por ahora -probablemente cambien de nombre- identifica a bitácoras -su producto insignia- pero también agendas. El detalle que caracteriza a los productos es el estampado, personalizado, a veces pintado con acuarelas o impresos digitalmente, otra con ayuda de la inspiración de su amigo Juani Giménez (artista sanjuanino que vive en España y que hizo sus aportes), otros a base de collages o con fotos antiguas de revista de sus abuelas, Ellas hacen todo el proceso, diseñan cada hoja para que sus cuadernos de ideas, sean un espacio de inspiración y por qué no, las agendas, un proyecto de 365 oportunidades por venir.
Los productos cuestan 250 pesos y no tienen lugar de venta, solo por Facebook.
Epitamarí, vuelta de página a las raíces
Mientras estudiaba Diseño Gráfico -se recibió hace 11 años y actualmente además es docente en la carrera- se enamoró de esa palabra “rara” que en el idioma allentiac, los huarpes utilizaban para justificar todo. Por su sonoridad, Silvina Roldán, deseo usar la palabra epitamarí como marca de algo. No pasó mucho tiempo hasta que pudo nombrar así a su proyecto de agendas de material recuperado.
“Cuando uno trabaja en la industria gráfica ve la cantidad de desechos que se generan. Por eso quise aportar mi granito de arena a mi profesión, utilizando justamente eso que se tira”, explica sobre las agendas, anotadores, cuadernos y recetarios que hace en base a tacos de papel que compra o le regalan algunas imprentas. Para las tapas de atrás usa el cartón de las cajas donde se envasan las botellas de vino y para las anteriores, recurre al embalaje de la ropa de alta montaña, las que, ahora sí, interviene a su gusto con dibujos a mano de mandalas, monstruitos, árboles, elefantes, hojas, estrellas. El alambre es lo único que compra, siempre y cuando no las cosa a mano.
Son productos ecoamigables que cuestan entre 25 y 70 pesos. Se consiguen en su página de facebook, en los locales de Pura Cepa (del Auditorio y del edificio de Turismo en la calle Libertador), en la tienda del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson y la regalería Piuquen (en la misma cuadra que la Alianza Francesa).