Ante la rápida circulación del coronavirus por efecto de la globalización se adoptaron diferentes medidas de gobierno siguiendo el patrón del aislamiento preventivo de la población, aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como única forma de evitar contagios masivos hasta obtener el desarrollo de vacunas para enfrentarlo. Pero la paralización de las actividades socioeconómicas de todo tipo enfrentó directamente al Covid-19 con la economía y puso en jaque a naciones desarrolladas y emergentes para optar por la mejor estrategia.
En nuestro país la cuarentena, tal vez la más prolongada del mundo cercana a los 100 días, privilegió la salud pública con el encierro obligatorio, cesando toda forma de movilidad social, salvo las estrictamente imprescindibles hasta flexibilizaciones cuestionadas y prohibiciones inexplicables como el cierre de las escuelas confiando en la enseñanza virtual que nunca podrá reemplazar a la presenciabilidad en las aulas.
El interrogante acerca de la mejor manera de transitar la pandemia ha dado lugar a informes de medios internacionales comparando una y otra estrategia de países en un ranking donde la Argentina está penúltima en la tabla de 53 países y superando sólo a México en el ámbito latinoamericano, lo cual indica el desacierto en la forma de manejar la crisis y hacer comparaciones con otras naciones que transcurridos estos meses ofrecen mejores resultados. Tampoco salen airosas en el estudio economías avanzadas como la de Estados Unidos y Gran Bretaña castigadas por la pandemia y sin poder controlar las infecciones a pesar de los recursos con que cuentan.
El ranking de resilencia de Covid-19 de la agencia Bloomberg ha determinado los mejores lugares para convivir con el coronavirus por la menor cantidad de interrupciones en la actividad social y económica en lugares con un PBI superior a 200.000 millones de dólares, desde la infraestructura sanitaria, los niveles de crecimiento y hasta las tasas de mortalidad. Se tuvieron en cuenta el impacto los bloqueos económicos y la libertad de circulación de los ciudadanos.
Los mejores países, Nueva Zelanda, Japón, Taiwan, Corea del Sur y Finlandia, han demostrado que una crisis de esta magnitud puede ser controlada con éxito, evitando las interrupciones de todo tipo, pero también con el orden que exhibe la sociedad sustentado en la cultura del pueblo.
