El alcohol es la principal causa de muerte en accidentes de tránsito durante las fiestas. Su consumo embota los sentidos, altera la percepción y disminuye la capacidad de atención. Además, alarga los tiempos de reacción, afecta la visión y genera una falsa sensación de seguridad.
Es por eso que la madrugada del 25 de diciembre, luego del brindis por la Navidad, el gobierno porteño realizó un operativo especial en el que reforzó los controles de alcoholemia.
Las reacciones de los automovilistas que no superaron el test (más de 0,5 gr/l de alcohol en sangre) fueron dispares, pero con un denominador común: la mayoría intentó mediante pedidos y argumentos extravagantes evitar que le retiraran el auto.