El papa Francisco llamó a no repetir las "monstruosidades" de la guerra en Ucrania y convocó al mundo a "trabajar por la paz", al publicar un libro que recoge todas sus intervenciones sobre el conflicto iniciado en febrero con la invasión rusa al país europeo. Con el título "Una encíclica sobre la paz en Ucrania" (Un"encíclica sulla pace in Ucraina), el pontífice presenta al mundo las más de 100 intervenciones dedicadas a la guerra. Para el Papa, se trata de "una verdadera encíclica sobre y por la paz en Ucrania y en cualquier otra parte de la tierra". Según Jorge Bergoglio, si el objetivo es la "paz justa", entonces nadie puede dejar de admitir que es necesario frenar el mercado de armas, superar las injusticias sociales, evitar que las diferencias culturales se conviertan en motivo de odio y que la amenaza de un conflicto nuclear, bajo ninguna circunstancia, sea puesta sobre la mesa de negociaciones.Con más de 100 intervenciones sobre el conflicto, además de gestiones frente al Gobierno ruso para la liberación de prisioneros de guerra, el Papa ha ofrecido más de una vez al Vaticano como sede para iniciar un proceso de mediación que por ahora no fue aceptado por ninguno de los dos países.

 

El sueño de la reconstrucción

Si bien es cierto que la guerra que se inició con la invasión rusa, el 14 de febrero pasado todavía continúa de manera cruenta, el sueño de que todo termine en favor de Ucrania, ya conduce al sueño de muchos de su reconstrucción. Sin embargo, ya se ha desatado una verdadera batalla sobre cómo encarar el que sería el mayor proyecto de reconstrucción de un país en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

De ese duelo participan jefes de Estado y dirigentes de agrupaciones humanitarias, universidades y bancos de todo el mundo -en representación de gobiernos, organizaciones y empresas dispuestas a donar o prestar los miles de millones de dólares que serán necesarios-, pero también participan quienes esperan sacar tajada del negocio. Intereses que se oponen a los intereses del gobierno que está haciendo todo lo posible de doblarle el brazo a la potencia invasora comandada por el genocida presidente de Rusia, Vladimir Putin.

El giro de Ucrania de una economía de guerra a una de tiempos de paz promete ser tenso, con un enfrentamiento entre la idea de un gobierno central fuerte que oriente el gasto con mano dura, y la propuesta de una economía menos regulada donde domine el libre mercado. Pero también hay otras transiciones, tal vez menos evidentes pero igual de complicadas, que deberán ser piloteadas simultáneamente.

 

Integrarse al resto de Europa

Han pasado tres décadas desde que Ucrania alcanzó su independencia, pero el legado soviético está ahí: puede verse en las líneas de suministro y en las redes de transporte que se desarrollaron cuando Kiev y Moscú eran parte de una misma nación.

Ucrania fue estructurada y equipada según el diseño de la era soviética, con maquinaria que en muchos aspectos sigue desconectada de Europa. No hay sector donde no se vea esa falta de integración. Los repuestos de prácticamente todo, desde los reactores nucleares hasta las heladeras domésticas, que antes eran provistos por Rusia, tendrán que llegar de otra parte.

En medio de una invasión sangrienta donde abundan las denuncias de violaciones a la población civil, torturas, muertes, desapariciones y traslados forzados de pobladores hacia Rusia, los sueños de libertad del pueblo ucraniano no se detienen. Eso sí, habrá otros que esperan oportunidades de hacer negocios en medio de la destrucción y dolor de un pueblo que avasallado cruelmente por un gobierno como el de Rusia que pretende erigirse como el imperio de que supo ser con la antigua UNión Soviética.

Por Agencia Télam y Redacción DIARIO DE CUYO