Las dos hermanas cuyos cuerpos fueron hallados ayer en un pozo de agua de su casa en la ciudad de Córdoba presentaban heridas de bala y puñaladas, por lo que la policía continuaba hoy explorando la vivienda en busca de las armas empleadas para cometer el doble crimen, por el que están detenidos el hijo de una de ellas y otro joven familiar.
Fuentes vinculadas a la pesquisa también dijeron que, se sospecha que podría haber otros cuerpos enterrados, entre ellos el del padre de las víctimas que habría fallecido meses atrás, aunque por el momento no se obtuvo documentación que lo acredite.
Los voceros informaron que la casa era habitada por una familia disfuncional, con integrantes con enfermedades mentales, en un entorno donde se habrían producido abusos y posibles nacimientos y fallecimientos que no fueron documentados.
Durante esta mañana un equipo especializado de la policía cordobesa continuaba trabajando en el terreno del domicilio situado en la calle Oscar Cabalén al 6.600, del barrio Autódromo, en el noreste capitalino, donde ayer, tras dos días de búsqueda, encontraron los cuerpos de las hermanas identificadas como Esther (41) y Sara Castro (39), a casi 60 metros de profundidad en un pozo de agua.
Personal del Departamento de Unidades de Alto Riesgo (DUAR), de bomberos, División Canes y peritos multidisciplinarios retomaron las tareas con una máquina retroexcavadora para perforar el terreno.
Las fuentes de la investigación manifestaron que la fiscal de Violencia Familiar Andrea Marín, a cargo de la causa, ordenó que se siga excavando en las profundidades del pozo en busca de elementos de prueba para aportar al expediente en el marco del cual están acusados Ismael Castro (20) y Esteban Castro (24), ambos detenidos, que se cree serían hijos de Ester.
La decisión de seguir excavando tiene que ver con la búsqueda de un arma blanca y de fuego, ya que, según los datos preliminares de la autopsia, los cuerpos presentaban signos de apuñalamientos y orificios compatibles con balazos, añadieron los informantes.
Asimismo se constató que los cadáveres no se encontraban descuartizados como supuestamente manifestó uno de los acusados cuando confesó los crímenes.
El equipo de DUAR también comenzó esta mañana a perforar otras zonas del terreno de la vivienda ante la sospecha de que podría haber otros cuerpos enterrados, mientras que otro grupo busca documentación que acredite la identidad y los vínculos entre las víctimas y los detenidos, debido que hasta el momento los lazos familiares aún no se pudieron determinar con exactitud.
A esos efectos se remitieron oficios al Registro Civil y a otros organismos públicos, a quienes se les pidió también que informen si hubo otros nacimientos y fallecimientos registrados en el seno de esa familia.
Sobre los dos jóvenes detenidos, las fuentes dijeron que están imputados por el delito de ‘homicidio calificado y homicidio simple en concurso real’, en tanto una adolescente de 17 años se encuentra a disposición de la justicia juvenil acusada de supuesto "encubrimiento agravado".
Los acusados serán sometidos a pericias psiquiátricas y psicológicas para establecer sus capacidades cognitivas y si están o no en condiciones de afrontar un proceso.
El caso comenzó a investigarse el sábado pasado cuando los dos imputados fueron interceptados por una patrulla policial cuando caminaban por la ruta de la Altas Cumbres acompañados de cuatro menores de edad. En ese grupo había un bebé de un año, dos niños de 6 y 12; y la adolescente imputada.
En un primer momento, los ahora acusados relataron a los efectivos policiales que estaban viajando rumbo a Mina Clavero por vacaciones. Pero, en esas circunstancias, según las fuentes, el menor de los Castro confesó que junto al otro joven había asesinado a su mamá y a su tía y que habían enterrado los cuerpos finalmente hallados en el pozo de la casa que habitaban.
Fuente: Télam / La Voz