Adriana García Nieto marcó historia. Con 45 años, en mayo de 2018 asumió como ministra de la Corte de Justicia de San Juan, convirtiéndose así en la primera mujer en integrar el máximo tribunal en la provincia. En 2020 daría otro paso de relevancia al convertirse en la primera mujer en conducir un poder del Estado tras asumir la presidencia de la Corte. Para ella, llegar a estos espacios es una tarea de gran responsabilidad al estar en un lugar que implicó el esfuerzo de muchas otras que lucharon por visibilizar el trabajo femenino. "Las mujeres tienen capacidad para hacer de todo, el género no debe ser un obstáculo y en lo personal me genera el compromiso por las que vendrán y por dejar un mundo más igual para las generaciones venideras", dijo al respecto y agregó: "Muchas tareas estuvieron durante mucho tiempo estereotipadas y más en aquellas actividades en las que se requiere de mayor firmeza. Es como pensar que a los hombres les esté vedado ser profesor de Nivel Inicial porque les puede ser difícil transmitir ternura".
Para García, la visión de género está vinculada a la integración, al concepto de persona. Dejar de lado el ser bueno para algo o no dependiendo de ser hombre o mujer. "Este es un proceso que tiene que ver con reivindicar la dignidad humana, ante todo somos personas y en ello está el crecimiento. Las mujeres no peleamos por el primer lugar, sino por el que nos corresponde y por el que valemos", dijo. En cuanto a su trabajo y en lo que respecta a la mujer vinculada a la Justicia, para ella se debe trabajar desde la empatía, la escucha activa y la sororidad o alianza entre mujeres. Más aún en los casos de mujeres que atraviesan situaciones de vulnerabilidad y violencia. "Todo el que viene a la Justicia busca llevarse una respuesta y la diferencia la hacemos en la escucha, de ver lo que a simple vista no se ve. Cuando a una mujer viene a denunciar y le cuesta hablar, tenemos que contenerla, si no, sólo ratificamos sus fantasmas", expresó.
Respecto a la toma de decisiones, destaca que no le ha costado y resalta en esto el acompañamiento de sus pares. "Yo no decido, decide el cuerpo, la presidencia de la Corte no es unipersonal, en nuestros disensos buscamos lograr el acuerdo y de esto se trata el crecimiento que tenemos que tener como sociedad", cerró.
"La mujer no debe optar entre el desarrollo personal y profesional, puede hacer las dos cosas y tiene el derecho de hacerlo y desde el Estado se debe garantizar los medios para hacerlo".
"Tenemos que crecer en la igualdad de condiciones de acceso, el desafío es lograr esta paridad en tiempos en que aún rige esto de el hombre se lo ganó y la mujer no puede".
"Desde mi trabajo busco poder reconocer y poner en valor a todas aquellas que se animan a romper techos de cristal desde la cotidianeidad de sus espacios".