La diversa información diaria que se dispone por diferentes medios, a veces lejos de aclarar con detalles precisos los cambios que se producen en el mundo, por el desarrollo de la inteligencia, confunde a quienes reciben las novedades en forma parcial o imprecisa. Esto parece ocurrir ante la decisión histórica de efectuar la mayor revisión del Sistema Internacional de Unidades de Medidas.

Los cambios que se aprobarán en la Conferencia General de Pesas y Medidas, reunida en París con la participación de 60 Estados miembros, modificarán en el mundo la definición del kilogramo, el ampere, el kelvin y el mol, además de la reformulación del metro, el segundo y la candela. Estas unidades fueron aprobadas en 1960, y el gigantesco avance de la ciencia y la tecnología han puesto en duda su eficacia frente a los altísimos niveles de exactitud requeridos en experimentos trascendentes.

El metro, el segundo y la candela sólo sufrirán cambios en la forma de expresar sus definiciones, basados en constantes de la naturaleza, como la velocidad de la luz para el metro, la frecuencia de transición entre dos niveles energéticos para el átomo de Cesio para el segundo, y la eficacia luminosa de una radiación monocromática para la candela.

Pero este cambio de normas en absoluto va a afectar las mediciones en la vida cotidiana de la humanidad y todo seguirá igual en las rutinas del consumo y de las formalidades contractuales o de los elementos que se produzcan para el confort u otras necesidades del mercado. El gran impacto se sentirá al más alto nivel de exactitud en el campo de la ciencia y la tecnología.

A partir de mayo de 2019, cuando comience a regir el cambio, todas las unidades se definirán en base a constantes de referencia en lugar de artefactos, propiedades de materiales o experimentos teóricos irrealizables, como sucede hasta ahora. Es así que durante 130 años el referente absoluto del kilo es un cilindro de platino e iridio conservado en Francia, que será sustituido por una constante matemática que fijará exactamente un kilo en la era de las tecnologías de alta precisión.

Mientras la ciencia requiere para sus experimentos exactitudes que no las dan las viejas escalas determinadas hace más de medio siglo con las últimas normas internacionales, para el resto de los mortales el kilo el pan será el mismo, igual que el peso y la medida del cuerpo humano, o los componentes de los medicamentos, por ejemplo.