Está comprobado. Diversas modalidades de entrenamientos tienen repercusiones positivas en la cama. Incluir la actividad física en la rutina diaria es importante para incrementar el rendimiento sexual. Pero el aporte de beneficios es recíproco, ya que ciertas posturas sexuales pueden llegar a brindar resultados casi similares a prácticas en gimnasios.
Tanto la entrenadora personal Stacy Berman como Patti Britton, ex presidente de la Asociación Americana de Educadores, Consejeros y Terapeutas de la Sexualidad coinciden con esto último: existen poses que pueden ser muy productivas para ejercitar el cuerpo. Ambas analizaron una cantidad de ejemplos, profundizando y explorando las zonas en las que más se concentra el trabajo. Y elaboraron una lista con las mejores.
La mayoría de las analizadas trabajan en mayor magnitud el core -o núcleo-, aquella zona que engloba toda la región abdominal y la parte baja de la espalda. Entre ellas están las posturas del misionero y del perrito, que involucran el core de la mujer al deber estabilizarse -dice Berman- y ejercita también los brazos, cuádriceps y glúteos para ayudar a apoyarse contra el impacto.
Dos posiciones algo similares como la vaquera o la flor de loto también comprometen el core y los glúteos, trabajando en el empuje y estabilizando el cuerpo. Incluso, la primera puede trabajar grupos musculares adicionales: "Para que sea aún más intensa, ella puede ponerse de pie, casi como una sentadilla sobre él", dijo Berman en declaraciones a Magazine Fitness.
Una pose para expertas en fitness es el puente, ya que exige flexibilidad, estabilidad y fuerza. Ella "hace el puente" mientras él la penetra estando apoyado de rodillas. La mujer trabajará glúteos, la cara interna de los muslos, bíceps, gemelos, tríceps y abdominales.
Si el puente es muy exigente, una variante es el arco. En este caso la mujer descansa sus hombros mientras usa sus piernas para sostener todo su tren inferior, que es la zona donde se concentra la fuerza. Britton considera que es una posición mucho más segura que el puente: "No hay tensión en el cuello o la región del hombro, que pueda apoderarse".
Entre las más demandantes, apuntaron la de pie cara a cara. Si él no puede aguantar el peso de ella, la mujer apoya una pierna en el suelo y rodea el cuerpo de su pareja con la otra. De este modo, no solo trabajará los músculos de la pierna de apoyo, sino que el core se fortalecerá para mantener el equilibrio. Si él aguanta el peso de ella por completo al rodearle la mujer con sus piernas, ambos harán un importante ejercicio bascular centrado en los brazos.
Por último, está la araña. Estando frente a frente con las piernas estiradas hacia el otro, la mujer se apoya hacia atrás con los antebrazos, mientras que el hombre hace lo propio pero con las palmas de la mano. La mujer acerca su cadera hacia la ingle de él con las rodillas flexionadas y la cadera elevada, para luego comenzar a balancearse. Esto supone un importante trabajo de tríceps para ella.