Nada de papillas ni de purecitos. Ahora hay una tendencia en la que los bebés pasan de la teta a comer prácticamente todos los alimentos a su gusto y cortados en trozos (obviamente mucho más grandes que un bocado para evitar que se atraganten o asfixien). Brócoli, frutillas, paltas, gajos enteros de mandarinas, bastones de carne de vaca y pescado son parte del menú inicial, que se degusta con las manos y con solo unos meses de vida.

Así como se lee, la revolución llegó a las primeras comidas de los más pequeñitos y no es exagerado decir que tira al tacho de la basura, todo lo conocido hasta ahora. Si bien la metodología del BLW -una sigla en inglés que concentra los conceptos Baby Led Weaning que traducido sería algo así como "destete guiado por el bebé" o mejor dicho, porque se mantiene la lactancia materna, alimentación complementaria dirigida por el bebé- no es nada nuevo en el mundo (especialmente en España y Nueva Zelanda), en San Juan se están dando los primeros pasos. De hecho aquí no hay muchos médicos que se haya actualizado en este sentido y lo recomienden, aunque quienes lo hacen, están absolutamente convencidos de los beneficios no solo a nivel nutricional sino en todos los aspectos, incluida la socialización. Dicen que además de generar un ámbito de independencia en los niños que eligen qué alimentos y cuánto van a ingerir, comer así fomenta la experiencia de compartir en familia, incide en la incorporación natural de todos tipo de alimentos, promueve la experimentación y fundamentalmente evita niños obesos a quienes se los llena de cucharadas de papilla, al ritmo de quien lo alimenta, entre otras bondades.

"BLW no es sólo lo que comen sino cómo lo comen. Es una experiencia maravillosa, para el niño y para toda la familia", resume Claudia Duano, la médica de familia sanjuanina que a su vez es promotora de lactancia, preparadora prenatal y asesora de BLW de la Escuela Argentina de Baby Led Weaning sobre la propuesta que en su consultorio cada vez gana más adeptos. 

¿Es algo nuevo?

Hay experiencias y estudios realizados con más de 20 años de vigencia, que lo avalan no solo desde el punto de vista nutricional sino funcional. No es una moda. 

¿No es una moda este boom que deja de lado las papillas? ¿O siguen vigentes?

Siguen vigentes tantas cosas que no deberían. Para hablar seriamente de alimentación de los chicos, el primer gran cambio fundamental es cuestionarse lo que les damos de comer. Hay que darles comidas reales, dejar de abrir paquetes y latas.

Pero cuando se inicia la alimentación, los bebés no comen de paquetes ni latas.

En muchos casos, se les da yogur, Nestum y otros multicereales similares, gelatinas que además de contener muchos ingredientes que no sabemos a ciencia cierta que son, tienen sal, azúcares agregados. Lo que estamos promoviendo es no usar más los ultraprocesados, ningún alimento que haya tenido que manufacturarse con más de 3 o 4 productos, que esté conservado en una góndola por 8 meses. Nada de eso puede hacerle bien a un bebé porque son disruptores endócrinos es decir sustancias que cuando ingresan al cuerpo tienen actividad símil hormonal y la mayoría produce daño. Los disruptores endócrinos se encuentran en alimentos, productos cosméticos, de limpieza. En definitiva, a los niños solo tendríamos que darles de comer lo que compramos en la verdulería, en la carnicería, en la pescadería: alimentos reales.

Un bebé ¿cuándo debería empezar a comer y qué, según esta línea nutricional?

No es una cuestión de fechas, sino madurativa. Se elija el tipo de método de alimentación que sea debería iniciarse alrededor de los 6 meses, no digo a los seis meses exactos, pueden ser cinco meses y veinte días, o seis meses y medio, sino cuando el bebé puede sentarse por sí mismo, en su sillita de comer, estar derecho y se pueda sostener por 10-15 minutos para poder tomar sus alimentos.

¿Qué es el BLW?

No es solo qué comen los bebés sino cómo lo comen. Las familias pueden elegir darles papillas y que sea una alimentación dirigida, es decir que yo como adulto elijo qué va a ingerir y cuánto voy a darle de comer porque uno mete y mete y mete cucharadas y el niño no regula lo que está comiendo, por lo tanto el mecanismo es similar al de cuando uno come rápido que generalmente come de más.

El BLW lo que plantea es una filosofía mucho más amplia: propone que el niño coma lo mismo que su familia y se integre a la mesa y no que coma antes, solito y tranquilo. Alimentación no es llenarles la panza y nada más. La comida se vive como una experiencia sensorial que despierta la curiosidad, que invita a explorar olores, sabores, texturas, colores. En cambio, en la papilla, no se distinguen los alimentos ni texturas porque todo se mezcla en el mismo puré. Y los seres humanos, no comemos así. Lo que promueve el BLW es la experiencia de degustar, de tocar, de elegir del plato entre una enorme variedad de alimentos, genera una nutrición más completa. Generalmente los chicos que hacen BLW no necesitan que se les adicione hierro o suplementos porque reciben todos los micronutrientes de la comida.

 ¿El comer se aprende por imitación? 

Por supuesto. Por eso el BLW es ideal para generar buenos hábitos, siempre y cuando el resto de la familia los tenga. Otro ejemplo, al principio los bebés comen con sus manos, pero una vez que tienen más autonomía pueden incorporar los cubiertos como sus papás y hermanos. La cuchara o el tenedor no se contraponen a esta propuesta, salvo que es un poco difícil para ellos agarrar el utensilio, pinchar la comida y llevársela a la boca. 

¿En qué consiste?

La Alimentación Complementaria o Autorregulada es ofrecerle al bebé uno, dos o tres alimentos de acuerdo a la edad que tenga- en el plato. Se van probando sabores nuevos por día o cada dos días. Y es el niño el que elige cuál se va a comer primero. No distinguimos entre plato principal y postre, sino que podemos ofrecerle a la vez bastones de zapallo al horno o vapor, un pedazo de palta, un tomate sin cáscara, un trozo de banana. La porción de cada alimento es algo cuidado: son trozos grandes o bastones o cilindros de 10 centímetros de largo, 2 de ancho y 2 de alto, como si fuese casi una banana pequeña. Es así porque, al no poder hacer pinza con sus dedos índice y pulgar, el bebé no puede agarrar pedazos pequeños, entonces toma a mano llena. De hecho, con estos tamaños le queda la mitad de la comida dentro de su palma y la otra mitad por fuera, que es lo que se va a llevar a su boca.

Lo que se le ofrece no debe estar caliente. Puede ser crudo (como las frutas y muchas verduras, que en todos los casos deben estar bien lavadas y peladas, salvo que sean de la huerta familiar), cocido ya sea asado, al vapor, en compota (la manzana no puede comerse cruda porque no puede masticar), en diversas preparaciones. Lo que sí es fundamental es que el alimento tenga una firmeza suficiente para que pueda sostenerlo en la mano, pero que en la boca pueda aplastarlo, desintegrarlo con la lengua contra el paladar. Hay que saber que ellos con sus encías hacen un muy buen mecanismo como si fuese de mordida, no pueden masticar pero las encías son sumamente eficaces para desgastar la comida hasta logran tragar.

¿Hay que ofrecer alguna proporción determinada de comida?

Comen poquito cuando empiezan. Cuando hablamos de papilla, la comida de inicio se calcula aproximadamente en un cuarto de plato de postre, o 3 ó 4 cucharadas de puré en total. Si hablamos de BLW es más difícil todavía de calcular, ofrecemos 4 ó 5 bastones y se va viendo. Porque no hay que olvidarse que la alimentación del bebé hasta los 7 meses y medio, los 8 meses, es la leche, tanto la teta como la de fórmula. Recién cuando el bebé empieza a manejar volúmenes más interesantes de comida, entonces se reemplazan algunas tomas de leche.

¿La leche sigue siendo un alimento fundamental en el BLW?

Sin lugar a dudas. La leche materna inclusive ayuda a que el bebé absorba mucho mejor los nutrientes, no hay que olvidarse que la leche humana es un tejido biológico que tiene enzimas que se van adaptando al estadio madurativo del niño. Un bebito que ya está comiendo pero todavía en su intestino no tiene ciertas enzimas para digerir algunas sustancias, la leche se las aporta. Por eso es estratégico que después que el bebé coma, darle una toma de teta hay que aclarar que no pasa lo mismo con la leche de fórmula porque no tiene esa cualidad vital-. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud y todos los organismos vinculados a lactancia materna, dicen que deben tomar teta por lo menos hasta los 2 años y sin tope máximo. A mí me parece importante que la lactancia se prolongue todo lo que la mamá y el bebé necesiten.

Este tipo de propuestas, promueve la ingesta de todo tipo de alimentos, ¿qué pasa con los llamados alergénicos? 

Frutillas, muchos cítricos (naranjas y tomates), pescados y los frutos secos, todos se pueden dar, con un detalle: cuando se lo vamos a ofrecer a un bebé, nos aseguramos que sea la única comida de esa ingesta para poder identificar si hay una reacción o no. Por ejemplo come papa, camote, zapallo y le encanta, le quiero dar a probar el pescado. Lo cocino al horno con el mismo pescado y se hacen bastoncitos con los dos ingredientes para que tenga la consistencia necesaria. Lo come y si llegara a hacer una reacción cutánea, con la boca inflamada, le salen puntitos alrededor de la boca o la pera, se le distiende el intestino, se irrita la zona del pañal al hacer caca, uno pronto se da cuenta que es el pescado porque es lo único diferente que se le ha dado. Si le hizo mal, no le pongo el sello de alérgico porque los bebés son hipersensibles a todo. La estrategia es no ofrecerlo más por 10-15 días, pero volver a probar más adelante. Se va corroborando la tolerancia, se va desensibilizando. Por supuesto que si alguien es alérgico realmente, va a tener una reacción inmediata. De hecho, cuando un niño es alérgico al maní a los bebés se les puede dar una pasta de maní con banana por ejemplo- se va a brotar entero, va a tener dificultad respiratoria, como reacciones anafiláxias muy distintas a una alergia alimentaria leve. Hay que actuar de inmediato porque es un cuadro grave. A ese bebé no se le puede dar nunca más maní, hasta que no tenga un sistema inmunológico maduro. Otra cuestión importante es que se recomienda que cuando le vayamos a dar esos productos que sabemos que son alergénicos hay que ofrecerlos al mediodía para poder observarlos durante todo el día.

¿Qué tiene de negativo esta metodología?

La única contra que puede tener esto es que nosotros como adultos no ofrezcamos la textura necesaria del alimento y que produzca un ahogo que es el gran temor de todos. Eso no depende del niño, sino del adulto que cocina. De todos modos, los médicos nos referenciamos en estudios científicos, en donde está comprobado que no hay mayor índice de ahogo con BLW que con papilla. En realidad el niño está acostumbrado a mover su lengua para deglutir líquidos y tiene un reflejo, el de extrusión, que es cuando va a comer saca la lengua. Pareciera que escupe pero es lo que hace cuando toma la teta, para poder sujetar el pezón en su boca. Ese reflejo se va perdiendo, cerca de los 6 meses está menos vivo, entonces aprovechamos que se sienta y pierda ese reflejo para empezar a comer. Que yo le ponga un trozo para BLW o una cucharada de papilla por primera vez lo más probable es que lo escupa, hasta lo vomite, haga arcadas, no lo logre tragar, porque no sabe. Es un aprendizaje que puede demorar hasta que se adapte a lo semisólido.

Pero atención una cosa son los ahogos donde el niños tose, se pone colorado, los ojitos con lágrimas pero quiere seguir comiendo y otra cosa es el niño que se aspire. Por eso no hay que dar enteros alimentos del tamaño de un garbanzo, que puedan obstruir la tráquea, se recomienda para que sea más seguro hacer un humus de garbanzo por ejemplo, algo que antes era impensado. Inclusive se dejan las legumbres en remojo para que inicie un proceso de fermentación muy beneficioso para la microbiota.

El resto de las opiniones son puras ventajas: un abanico rico de alimentos para probar autonomía, se cocina lo mismo para el bebé que para la familia pero a lo del pequeño no se lo condimenta ni con sal ni con pimienta, si con ajo, perejil, tomillo, cebolla, limón. Hay mejor progreso de peso y menos indicios de obesidad y de riesgo de todas las enfermedades crónicas no transmisibles, como hipertensión, Síndrome metabólico, entre otros. Y lo mejor, los chicos disfrutan de la comida.

Las claves de los primeros bocados

*La Alimentación Complementaria debería suministrarse de la siguiente manera:
A los 6 meses: 2 comidas diarias
A los 8 meses: 3 comidas
A los 10 meses: 4 comidas

*Lo que si se puede

Verduras: apio, alcaucil, arvejas, brócoli, camote, coliflor, cebolla, choclo, berenjena, calabaza, pimiento, perejil, repollito de bruselas, pepino, tomate, espárragos, hongos, kale, zanahoria, zapallo, zapallitos tiernos, lechuga, zucchini, papa, puerro.

Frutas: arándanos, higo, kiwi, ananá, banana, limón, mandarina (sin semillas), cereza, ciruela, manzana, coco, mango, melón, dátiles, naranja, palta, damasco, durazno, pera, papaya, pomelo, frambuesa, frutilla, sandía, uva.

Proteínas animales: huevo y carnes varias como vaca, cerdo, pollo, pescado.

Cereales (comunes o integrales): arroz, avena, trigo (harina), cebada, maíz (polenta), mijo, quinoa, sorgo.

Legumbres: garbanzos, lentejas, porotos en todas sus variedades, soja.

Frutos secos (al principio hay que procesarlos o hacerlos una pasta para mezclar con otros alimentos): almendra, avellana, castaña, maní, nuez, pistacho.

Semillas: chía, amapola, sésamo, girasol.

*A esperar un poquito

Acelga, espinaca y remolacha: se puede ingerir después de los 9 meses.
No se puede ingerir miel cruda (hasta los 18 meses) por botulismo, lácteos (hasta el año), carne molida (hasta los 5 años) por el riesgo de Síndrome Urémico Hemolítico.
 
*Cuando son pequeños es mejor que no consuman azúcar (sacarosa, jarabe de maíz, dextrosa, melaza, glucosa, etc), sal ni ultraprocesados.

 

La experta

La doctora Claudia Duano atiende bebés y niños en su consultorio en Nacer, una clínica especializada en Embarazo y Maternidad (ubicada en Mendoza 954 sur) y mientras que en Centro de Salud Dr. Ramón Carrillo en Chimbas, se ocupa de acompañar a futuras mamás.

Además es Asesora en lactancia materna con certificación de La Liga de la Leche 2010, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría y de la Asociación de Medicina General y Familiar. 

También es mamá, pero sus hijos crecieron comiendo papillas. Confiesa que fueron las mamás de algunos de sus pacientitos quienes la indujeron a interiorizarse en el BLW y a elegirlo como camino cada vez que alguien le pregunta cómo hace para empezar a darle de comer a un bebé.

 

La mamá de la criatura

La británica Gill Rapley, una matrona, enfermera pediátrica, consejera de lactancia y una investigadora empedernida es la creadora de este método. Los primeros pasos los dio, inspirada luego de años y años de observar berrinches y lo que es peor aún, los problemas que surgían al forzar a los niños a comer tradicionalmente alimentos triturados. Inclusive lo comprobó con sus propios hijos. Tiene 3 y de a poco fue probando sus hipótesis, por supuesto que el más beneficiado fue el menor. Ella tiene más de 35 años de experiencia en el campo de la alimentación infantil y de hecho hizo hasta su propia maestría y doctorado no médico sobre Alimentación Complementaria.

A esta altura, tiene al menos 5 libros de su autoría sobre alimentación infantil, escritos con ayuda y asesoramiento de diferentes profesionales médicos.