Los crecientes reclamos ambientales de grupos indígenas en Argentina amenazan el desarrollo de Vaca Muerta, el segundo mayor campo de crudo y gas no convencional del mundo, según las principales petroleras que operan en el país, que piden seguridad jurídica.
La perforación de 14 pozos en tierras de pueblos originarios en la zona de Loma de la Lata dentro de Vaca Muerta, donde ya operan unos 300 pozos, ha sido paralizada por comunidades mapuches.
Si el problema crece, Argentina sufriría dificultades para explotar Vaca Muerta, el segundo mayor yacimiento de petróleo y gas no convencional del mundo, que constituye su mayor apuesta para revertir el déficit energético.
Bajo la ley argentina, los recursos naturales como el petróleo y el gas pertenecen al Estado y no a quienes tienen el derecho de uso de la tierra donde se encuentra el recurso. Las empresas le pagan al Estado regalías por la extracción y derechos a las comunidades mapuches por usar su territorio.
"Nos afecta bastante. Esto no es una cosa que empezó ayer, con (la petrolera) YPF es una situación que viene de hace muchísimos años", explicó Miguel Gutiérrez, presidente de la firma argentina, en una reciente entrevista con Reuters. "Ahora lo que hay que hacer es enfrentarlo".
Desde principios de año la petrolera controlada por el Estado está en un conflicto con los mapuches de las comunidades Kaxipayiñ y Campo Maripe, quienes bloquean la perforación de 14 pozos en la zona de Loma de la Lata, en Vaca Muerta.
"Queremos que hagan los pozos, pero que esos pozos no sigan envenenando a la gente como lo están haciendo. Nosotros queremos seguridad", dijo a Reuters Gabriel Cherqui, líder kaxipayiñ, en una entrevista telefónica.
"Imaginate que te encontrás de la noche a la mañana con 10 torres de perforación en el patio de tu casa y vos ves cómo tiran el agua contaminada en cualquier lado, y vos ves que rompen todo y nadie hace nada", dijo.
YPF aseguró que ya no hay contaminación en la región, aunque admitió problemas antes de 1991. La petrolera ha iniciado un plan para remediar la contaminación pasada, pero dijo que chocó con los mapuches en la provincia patagónica de Neuquén.
La empresa se quejó, a través de comunicados, de que la comunidad Kaxipayiñ impide trabajos de remediación de suelos empetrolados y agua contaminada en la zona, al obstruir el paso a los trabajadores de YPF. También señaló que la comunidad "persigue intereses que nada tienen que ver con el medio ambiente".
El presidente de YPF dijo a Reuters que el diálogo con las comunidades indígenas debe realizarse grupalmente y no empresa por empresa, como ha sido hasta ahora.
"Estamos entrando en una masificación del desarrollo de Vaca Muerta, hay una oportunidad muy grande y creo que tenemos que estandarizar este tipo de diálogos", afirmó Gutiérrez.
"Lo que tenemos que lograr es un protocolo de actuación que podamos seguir y que todas las partes sepamos, los mapuches, nosotros la industria y la autoridad regulatoria", agregó.
La desaparición de Santiago Maldonado reactivó en la Patagonia la protesta mapuche.
Gutiérrez explicó que se está desarrollando una mesa de diálogo en la que el Gobierno de la provincia de Neuquén, donde está Vaca Muerta, oficia como mediador.
En momentos en que se acelera el desarrollo de Vaca Muerta, dos fuentes de la industria que pidieron no ser nombradas indicaron que han comenzado a multiplicarse los conflictos con los mapuches de la zona y que los pedidos de pagos no regulados son cada vez mayores.
Una fuente de YPF, la energética más grande de Argentina, dijo que en el 2016 la empresa desembolsó 55 millones de pesos (3.192.107 millones de dólares) en pagos a los kaxipayiñ por uso de sus tierras, más del doble de lo que se le dio a la comunidad en el 2014, en concepto de pagos por el uso de los recursos subterráneos de las tierras indígenas.
Las fuentes del sector empresarial también se quejaron de que los líderes indígenas les solicitan la contratación de empresas de servicios petroleros recomendadas por ellos (la principal es propiedad de un jefe mapuche), que en muchas ocasiones tienen tarifas mucho más costosas que el promedio del mercado.