¡Grande, Dibu! Los efectos catastróficos del terremoto causado por los penales atajados en el mundial, aún hacen estragos. Tanto impacto causaron, que aquello que a los argentinos hizo inmensamente feliz, a otros los hizo hundirse en el barro de la envidia y el resentimiento. La IFAB, siglas en inglés de la Internacional Board del Fútbol Asociado, acaba de enviar una circular con las modificaciones a la regla 14, que dispone sobre los disparos desde los doce pasos.
Quedó evidenciado el odio y resentimiento desatado en Europa, fundamentalmente, por el título ganado por nuestra selección, a partir de su juego y de la travesura psicológica desarrollada por nuestro arquero. A modo de tardía reacción, los "dueños de la pelota", en el mundo del fútbol, cambiaran las reglas para que esa situación no se vuelva a repetir. Los arqueros ya no podrán distraer a los ejecutantes de los penales antes de que pateen.
Nos queda la tranquilidad de saber que ya los campeonatos los tenemos en casa y el "Dibu", con inteligencia, declaró que se va a acomodar a la nueva legislación "total, los penales que tenía que atajar, ya los atajé". Pero también nos queda la incómoda sensación que, de esta manera, al fútbol lo van encorsetando poco a poco entre leyes y reglamentos, que le van quitando lo más hermoso que tiene. La creatividad, la espontaneidad, el rayo de luz distinto que ilumina a los talentosos, la picardía, el recurso psicológico al que apelan quienes deben enfrentar una situación adversa, tratando de achicar al rival para que no saque ventajas. Recursos que hacen ganar partidos y revierte en emociones.
Un fútbol de saco y corbata
Por eso creemos que al fútbol lo están vistiendo de saco, corbata y charol, porque en adelante el comportamiento de los arqueros deberá ser circunspecto, discreto, sobrio y respetuoso, frente a un delantero que tiene todas las de ganar. Un oficinista abstemio. Poco va a faltar para que directamente lo aten bajo los tres palos, de pies y manos.
Un viejo chiste decía que a un condenado, frente al pelotón de fusilamiento, le preguntaron cuál era su última voluntad. "Que apunten para otro lado", contestó. Un recurso iluso y desesperado ante lo irreversible. Y es que las posibilidades del arquero son tan ínfimas, que no le queda otra que tratar de distraer, "sacar" del partido y desconcentrar, a su contrincante, para tener una mínima chance.
"Vea, vea, es una maravilla, ataja los penales sentado en una silla", cantábamos de niños en honor de nuestro ídolo, y arquero de Del Bono, Rosario Ávila. Este tenía sus recursos para enloquecer la cabeza de los delanteros contrarios y hacer lo que él quería que hicieran, para detener sus disparos. Cuando algún delantero contrario se encontraba frente al arco y en disposición de disparar, los arengaba "¡pateá, pateá!". Y era una décima de segundo donde el rival se perdía ante la invitación, se desconcentraba, apuraba el remate, y la pelota iba directo a su cuerpo. Agrega la nueva regla que, aparte de no distraer al pateador, deberán mantenerse en la línea de sentencia hasta el impacto de la pelota. Es decir que las tácticas del "Dibu", como de otros arqueros, se verán minimizadas. Deberá permanecer entre los dos postes, no tocarlos, no tocar el travesaño, ni la red de portería, no hablar con el árbitro. "¡No, no y no!" ¿Cuánto falta para que directamente lo entierren dejándole sólo la cabeza afuera, como hacían en el circo romano con los esclavos? Otro chiste viejo, decía que así enterraron a un condenado, y sólo le dejaron la cabeza al descubierto. Le largaron los leones y ante la embestida, el pobre tipo sólo atinó a largar un mordisco. Y se oyó "peleá limpio, negro cag…". Así, me suena que es esta nueva regla.
Dice además que el arquero no se comportará de manera que distraiga de forma antirreglamentaria al ejecutor. Por ejemplo, no retrasará la ejecución, tocando la pelota o indicando el lugar justo donde tiene que colocarse el balón. En este sentido lo de "Dibu" frente a los franceses fue majestuoso. Un acreditado psicólogo noruego describió sus actitudes como que en los penales, les marcó el territorio a los franceses. Los recibía en los límites del área, los saludaba y hacía el gesto como que los invitaba a pasar a "su" casa. Les alcanzaba la pelota, o amagaba hacerlo, y la tiraba lejos. Y fue así como, paso a paso, los fue doblegando imperceptiblemente. Eso causo tirria en los "maestros de la ley".
Medida que es una ridiculez
Ahora, nada dicen de los rivales que hostigan al que va a patear, como hicieron los holandeses, o sobre los delanteros que en un penal hacen todo tipo de amagues, amenazan detener su carrera y retardan el disparo, hasta que el arquero elige dónde tirarse. Ni que hablar de lo que puede pasar con los jugadores que usan la simulación o el engaño y la sorpresa cuando miran para otro lado al meter un pase, a lo Riquelme. ¿Deberán patear adonde apuntan y no hacer "trampa"? O tiran un caño o un sombrero, para humillar al adversario y bajar su estima. En fin. Después de esto, ¿los del rugby prohibirán el "haka" de los All Black antes del partido, en actitud tribal claramente amenazante? No lo creo.
La actitud tomada por la Internacional Board es una ridiculez.
Por Orlando Navarro
Periodista