Luego de la ventaja de dos goles adquirida en Alemania, el Liverpool recibió en Budapest al RB Leipzig con la misión de cerrar la serie de los octavos de final de la Champions League. Sin embargo, la tranquilidad del Puskas Arena pudo interrumpirse cuando Dani Olmo ejecutó un potente remate que tuvo que ser desactivado por Alisson. En el Reino Unido el duelo comenzó con un vértigo inesperado.
La réplica de los Reds llegó a través de la pelota parada. Tras un tiro de esquina en el que la defensa alemana descuidó la presencia de Diogo Jota, el portugués exigió a Peter Gulacsi, quien desvió el cabezazo con un impactante manotazo por encima del travesaño.
El pleito de ida y vuelta continuó con una exquisita pelota de Thiago Alcántara a las espaldas de los centrales que dejó a Mohamed Salah mano a mano frente al arquero húngaro. La soledad del egipcio hacía suponer la llegada del gol, pero el Faraón tomó una mala decisión y su remate rebotó contra los guantes de Gulacsi. Además, la defectuosa resolución de Sadio Mané en el rebote tampoco contribuyó en el ataque británico.
En el complemento la paridad continuó por el bajo nivel que demostró Salah. La figura internacional tuvo constantes ocasiones para poner a su equipo en ventaja, pero su calibre desviado mantuvo con vida al RB Leipzig durante todo el compromiso. Una de las más claras ocurrió después de una precisa asistencia que envió Mané para Diogo Jota, quien definió al cuerpo del arquero y el egipcio desperdició el rebote por encima del horizontal. Para sorpresa de todos los espectadores, al Liverpool le faltaba el gol.
Las confusiones del equipo de Klopp se evidenciaron cuando Dayot Upamecano recuperó una pelota en su campo, encaró hacia el terreno ajeno y extendió el juego para la proyección de Hwang Hee-Chan, quien de primera envió un centro para que Alexander Sørloth haga temblar el caño de Alisson con un potente cabezazo que devolvió el travesaño. Los de Anfield demostraron una faceta desconocida y su producción fue muy pobre.
Recién cuando faltaban 20 minutos para el cierre una ráfaga inglesa selló los boletos a los cuartos de final de la competición más codiciada de Europa. Del mismo modo que ocurrió en la ida, el Liverpool se quedó con la victoria gracias a dos situaciones específicas, que en este caso fueron capitalizadas por Salah y Mané.
El Liverpool deberá mejorar sus producciones si desea mantener intacto el sueño de repetir lo que logró en 2019, 2005, 1984, 1981, 1978 y 1977. De cualquier modo, en la tierra de Los Beatles nunca nadie camina solo.