
"Nunca una patada ¿eh Tito?”. Si te lo habrán dicho en cada cruce por las veredas de la ciudad, como chanza risueña recordando tus épocas de jugador. Esas veredas que supieron de tu carácter manso, de pocas palabras, pero de la intensidad justa, para que sigamos pensando, al alejarnos, que eras un flor de tipo. Contigo no había lugar para la charla tensa, problemática o estresante que habitualmente se da, en estos días de tiempos revueltos. Era un momento agradable que vamos a extrañar. Tu espíritu abierto tuve oportunidad de corroborarlo aquel domingo, hace unos años, que pasabas por la esquina colorada y te apeaste. Estábamos guitarreando con unos amigos, y decidiste subir al improvisado escenario y participar del momento. Superaste sin traumas el sacrilegio de ver un "puyutano” entremezclándose con los "bodegueros”, y estabas ahí, tendiendo un abrazo enorme y fraterno. Propio del viejo Desamparados, de donde somos todos. El Tito Quattropani es de mi generación y se acaba de ir. Se tomó el tren, que cada vez pasa más seguido, y paulatinamente, somos menos los que quedamos en el andén diciendo adiós. Si uno tuviera que definir un típico pibe de barrio, que aprendió a jugar en los "babys”, para pertenecer toda su vida a un solo club, ese eres tú. Porque el Tito no se subió al colectivo donde se mercantilizan los talentos. Nació y murió para Sportivo. Según me cuenta Mario Guerri, que fue su gran amigo de pibe y compartió todos los escalones que desde las inferiores llevan a la primera, el Tito en los "baby” jugaba de arquero y le decían "Romita”, por Antonio Roma, el gran arquero de Ferro, primero, luego de Boca y la selección, y luego se corrió a la defensa, donde se afirmó como un dos seguro, recio y que hacía sentir su presencia sobre los delanteros. Dice Guerri que el "Cachila” Godoy tuvo mucho que ver en su formación. Viejo "Cachila” que por Desamparados deberían hacerte un monumento, porque apuntalaste la carrera de varios jugadores que después brillaron en primera. Tanto en Sportivo, como en Del Bono, y también Colón. Porque aunque distanciados por esa rivalidad propia de dos equipos de barrio, tanto Sportivo como Del Bono bebieron de la misma cantera. Y de aquellos pagos de la plaza departamental, se vinieron para la esquina colorada el Luisito Castro, el "Carozo” Balmaceda, el "Negro” Ramos, el "Sapo” Narvaez, el "Poroto” Videla y otros. Y de esa hornada, en los años brillantes de Sportivo jugando los recordados torneos nacionales, cumplieron el sueño de llegar a primera además de Quattropani, el "Loco” Prieto, Alós, Hilario Díaz, Cattadore, los Vega, los Roldan (que me apuntan se iniciaron en Del Bono), el "Pepillo” Rodríguez, Paz, Cortez, Guerri, Firmapaz, Ottarola, el "panadero” Del Valle, Dufour, el "Pedrin” Olivera, y otros que seguramente omito. Llegaron y tuvieron que ganarse un lugar frente a los monstruos venidos de otros lares, como Rivarola, Spadano, Massud, Palacio, Czentorycki, Demonte, Pedro Hidalgo, Pedro Rodríguez, Signorelli, el "Gringo” Pérez, el "Catinga” Fernández, Julio González y algunos más. Costaba llegar a primera. Había que "comer” banco y esperar la oportunidad para ganarse un lugar. Estos nombres, dan la dimensión de lo que fuiste Tito. Cuesta despedirte y por estos días un grueso lagrimón bajará por las escalones del estadio "víbora”. Tendrá el gusto salobre con que impregnabas tu camiseta, que regaste a puro sudor y entrega. Incondicionalmente.
Orlando Navarro
Periodista
