Una de las críticas más fuertes hacia Cristina Fernández, además de las múltiples causas por corrupción, es haber utilizado el Estado y otras instituciones como herramienta de propaganda política. Los sanjuaninos lo sufrimos con la tendenciosa lectura que hicieron sobre la polémica vida de Domingo Faustino Sarmiento, a quien denostaron incluso usando los canales de TV públicos, en definitiva, los recursos del Estado. No hace mucho tiempo, ya en épocas macristas, los gremios "K" CTERA y Suteba distribuyeron en las escuelas primarias de la provincia de Buenos Aires un cuadernillo donde alguien preguntaba: "¿Saben por qué no vino Santiago Maldonado?". Y otro respondía: "¡Porque se lo llevó Gendarmería!". Mucho más cerca, lo mismo viene ocurriendo desde hace años con la Feria del Libro y la Cultura Popular de Rawson, aunque esta vez fue muchísimo peor y más notorio, gracias a la falta de público y la talla de los invitados. La presencia de reconocidos militantes K convirtió lo que alguna vez fue una buena idea en un insoportable reducto de propaganda política. Típico de los Gioja (José Luis y Juan Carlos), a quienes aún no les cae la ficha del cambio de época que los está pasando por arriba. De los Gioja y otros como Elías Álvarez, el patrón de estancia sin estancia, quien esta semana hartó a sus compañeros departamentales y lo mandaron al frente sin piedad.
La feria rawsina concentró personajes e intelectuales como el actor Pepe Monje, Adriana Puiggrós, Araceli Bellota o Ernesto Jauretche, entre otros. Monje es un actor de poca monta a quien la provincia le pagó por años una inútil participación en distintas ediciones del Cruce de los Andes y los festivales de cine Unasur. Puiggrós fue integrante del Frente Grande y legisladora del Frente para la Victoria. Bellota es una reconocida militante feminista y autora de libros como Los amores de Yrigoyen, Las mujeres de Perón y Eva y Cristina: la razón de sus vidas. Jauretche es sobrino de Don Arturo, fue militante de la Resistencia Peronista y dirigente de la Juventud Peronista. Varios de ellos participaron de un "Encuentro de Pensamiento Nacional", cuya orientación no hace falta aclarar: es posible, sólo posible, que ninguno haya reparado en sus exposiciones de las causas de corrupción que acarrean exfuncionarios y empresarios kirchneristas.

Además, al recorrer la Feria saltaban a la vista stands volcados solamente al adoctrinamiento K. Había alrededor de cuatro pequeños locales dedicados a lo político: CEIPAS (Centro de Estudio e Investigación Para Acción Social) de Pablo García Nieto; otro de la Escuela de Formación Política Néstor Kirchner (Junta Departamental Rawson); La Poderosa (ONG nacional). Y el stand de ‘Política Argentina Libros’, integrado por un grupo de militantes de Buenos Aires que vinieron por primera vez y que tienen contacto estrecho con el historiador Norberto Galasso. Galasso integra, junto a Horacio González, Ricardo Forster y Horacio Verbitsky, el espacio Carta Abierta, el que hace poco volvió al ruedo pidiendo que Cristina regrese a la Presidencia del país. Política Argentina trajo a la Feria de Rawson unos 60 títulos casi todos referidos a Eva, El Che, Néstor y Cristina. También vendían pins con fotos de ellos. Y, dicen, imágenes de "Macri gato", entre otras bellezas de la cultura popular giojista.
Como lo hicieron Néstor y Cristina durante sus mandatos, Juan Carlos Gioja pretende girar el pensamiento de las personas hacia el lugar donde él y su hermano se sienten más cómodos. Y no reparan en usar los recursos de los rawsinos para lograr ese objetivo. Y es de lo que la gente se hartó. La época exige que los políticos sean mucho más prolijos de lo que fueron Néstor, Cristina y los hermanos Gioja. Y si ellos no se dan cuenta rápido de lo que impone la sociedad, ese reducto que han logrado en el Sur provincial terminará por achicarse tanto que les servirá de cárcel institucional, de la que no podrán salir jamás. Casi, casi lo que está pasando hoy mismo.
Ojo, esto no significa que el macrismo o el uñaquismo sean más o menos prolijos, para nada. Es sólo una lectura sobre lo que ocurrió con la feria en Rawson y el modo de gobernar del giojismo. El macrismo tiene mucho que explicar, tanto por su falta de pericia para manejar las crisis como por las múltiples sospechas de corrupción que caen sobre sus actuales funcionarios y algunos que ya se fueron. Y por ahora el uñaquismo no es generador de noticias vinculadas a la corrupción. Es más, si hay algo que Uñac ha hecho en cada cargo que ha tenido, es haber salido sin sospechas y con buenas administraciones. De Pocito salió con una altísima imagen positiva y de la Cámara de Diputados saltó a la gobernación, también con un alto porcentaje de imagen positiva y habiendo achicado la planta de personal de ese poder del Estado. Aunque le doy la derecha a los escépticos y prefiero esperar para dar la sentencia final.
El director de Defensa al Consumidor y exintendente de Rivadavia, Elías Álvarez, encarnó esta semana otro de los malos ejemplos de la práctica política. Hubo una reunión con cruces en la Junta de Rivadavia y sus compañeros no aguantaron más. Llamó "maricones" a varios. Uno de ellos, Matías Sotomayor, se sintió ofendido por su condición y le recriminó muy fuerte enfrente de todos. Lo mismo hizo Cristina Nacif, también blanco de alguna extravagancia verbal del exintendente. Nadie hubiese dicho nada si las palabras de Álvarez hubiesen ocurrido una o dos veces, pero dicen que ya es repetitivo. Según Álvarez, no quiso decir nada con sentido discriminatorio, sino para referirse a los dirigentes que, luego de haber quedado en algo con sus compañeros, van y se quejan con las autoridades provinciales. Pero claro, las épocas son otras. Y manifestaciones de ese tipo en este momento, pueden ser tomadas como se las tomó. Álvarez tendrá que tener más cuidado cuando hable, si es que quiere seguir haciendo política, porque ya no estamos en la época de los duelos ni de las trompadas al final de cada reunión, el momento cambió.
En definitiva, el peronismo tiene dirigentes que han logrado aggiornarse a las épocas y otros como los Gioja o los Ávarez, que deberán cambiar o morir políticamente en el intento.
(Colaboración: Violeta Marcovich)
