Nació en Blois, Francia, pero vive en Buenos Aires desde 1989. Se enamoró de Argentina y aquí se quedó. El chef Chistophe Krywonis, quien logró gran popularidad a partir de su participación como jurado de los programas Master Chef, Dueños de la Cocina y Pesadilla en la cocina. El chef, que ahora le enseña a cocinar a Lizy Tagliani en el programa ¿En qué mano está? (por Telefe los domingos), llegará a San Juan en el marco del Argoliva 2017, VII Encuentro Olivícola Internacional, que comienza el martes. El cocinero participará como jurado del concurso de cocina que tendrá lugar el viernes y además cocinará ante el público que visite la Expo que se montará en la galería este del Centro Cívico.
En una charla con DIARIO DE CUYO, Krywonis admitió que San Juan es una de las únicas provincias que no conoce y se mostró entusiasmado por probar la punta de espalda a las llamas, ya que confesó que prefiere el asado hecho con leña que con carbón.
"También quiero conocer el Valle de la Luna" comentó con su acento francés aún muy presente pese a los 30 años que lleva viviendo en el el país. El aceite de oliva, nueces, pistachos, aceitunas y tomates secos son los productos locales que el cocinero destacó.
-En televisión, era el jurado malo, el más exigente…
-Pero son dos cosas distintas, ¿malo o exigente? ¿Por ser temido soy malo? Cada uno piensa lo que quiera cuando me vea. El tema es el siguiente: la exigencia que requiere la cocina es muy grande, porque necesita crear un producto terminado perfecto. Si no es perfecto… aprende a trabajar o hace otra cosa. Si vas a aprender conmigo, más vale que tengas ganas de aprender y si quieres aprender y te equivocas, yo no soy una persona que no le da permiso al error. El tema es cuando el error es por descuido o por despreocupación. Sin voluntad. Ahí me encuentran.
-Pero, ¿cuánto hay de personaje y cuánto de su personalidad?
-Todo lo que ven de mí es 100 por ciento Christoph. ¿Acting? Jamás.
-¿Qué disfrutó más de los programas?
-Los chicos; fue muy linda experiencia, son personas que quieren aprender, no están condicionados por la adultez, la ideología de los adultos, el orgullo… ellos están para divertirse y cocinar. La base de todo cocinero.
-Ahí vimos otro costado suyo, un Christophe enternecido
-Es que soy papá y abuelo. Los entiendo y los respeto. El respeto que gané con el programa fue gracias a ellos, por la dedicación que le pusieron a cocinar. ¡Hay una chica que un día cocinó un pescado a la perfección! Si lo hubiera hecho yo no lo hacía mejor que ella. Es emocionante.
-¿Le pasó que algún participante lo enfrentara o tuvieran un cruce fuerte?
-Cuando la gente piensa que soy el jodido, el malo, el que se quiere hacer el macho, se cruzan conmigo, pensando que me van a enfrentar a la fuerza y no es con eso que les gano, sino con la demostración de cómo ser profesional y lo que es la ley de la cocina o la gastronomía en general. Si me quieren enfrentar físicamente no le temo a nadie. Algunos participantes se hicieron los cocoritos, pero nunca jamás llegaron a ese extremo. Lo que me preocupa es que cambien la actitud al momento de cocinar, cuando entra en este juego la violencia física, que no me ha pasado tanto, sí la violencia verbal, yo voy por el lado del cocina.
-En Pesadillas en la cocina, ¿qué fue lo peor con que se encontró?
-La dejadez humana… me afectó y me sorprendió mucho. No imaginaba… algo así. Ponete en mi lugar, imagínate llegar a tu heladera y encontrar productos podridos, grasa en las paredes, el piso resbaloso por la grasa, la cocina llena de suciedad de muchos meses, etc. Dices, ¡guau! Qué pasará por la cabeza de esta gente para estar tan abandonada al momento de cocinar; tan poco preocupada para tener un mínimo de higiene. Que es lo básico.
-Y en su cocina, ¿cómo es?
-Soy muy exigente. Siempre digo que la primera regla del cocinero es la higiene. En mi casa es un tema aparte, que si no tengo alguien que me ayude estoy medio desesperado, pero en la cocina profesional, está todo brillante y puedes hasta comer en el piso. Es una cosa súper fundamental para mí.
-¿Qué lo sedujo de Argentina?
-La gente, el país maravilloso, inmenso, grandioso, me quedé maravillado con este país. El argentino es un ser muy anfitrión, sabe recibir. Cada lugar donde voy la gente me recibe con los brazos abiertos y te hablo desde la Quiaca hasta Tierra del Fuego.
-Comida francesa versus argentina, ¿cuál?
-No se puede comparar, porque yo cocino francés con productos argentinos. No se puede comparar un continente que tiene miles de años con uno que tiene 500 años. Yo estoy viviendo acá y como muy bien acá.
-¿Con qué platos mima a sus dos nietos?
-Con todo lo que puedo. Pasta casera, carnes guisadas, pescados, verduras tengo que rebuscármelas, porque son muy prejuiciosos como todos los chicos.
-¿Qué tiene que tener un buen chef para manejar una cocina profesional?
-Primero un gran compromiso con la calidad de sus productos, ser un gran líder, un chef solo no hace nada, tiene que tener un equipo atrás, ser un buen administrador, un seductor también porque hay que hablar con el cliente, entenderlo, conocerlo y venderle, porque somos comerciantes también. Después de todo eso, ser un apasionado. Si no es imposible, es un trabajo que te lleva muchas horas y hay que tener mucha dedicación.
-¿Y al que le gusta cocinar en su casa, qué le dice?
-Que lo disfrute. Que la pase bien y coma rico y sano, por más que sea una comida rápida. Una pechuga a la plancha que la haga con cariño, que no la haga apurado por ganar dos minutos, quemarla y dejarla cruda adentro.
No requiere más tiempo comer bien.
