San Juan tuvo su esplendor en la obtención de trigo en el siglo XIX, con sus cultivos concentrados en Jáchal. Ahora, a través de una serie de ensayos que vienen realizando los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el propósito es recuperar esa producción para la obtención de harina para destinarla a distintos tipos de artículos de panificación, por ejemplo de pastas. Y con buenos resultados porque el último informe de avance señala que se han logrado obtener rendimientos superiores a los de la Pampa húmeda, la zona top de este cultivo en la Argentina.

Según el boletín informativo de la Bolsa de Cereales de Rosario, el rendimiento del cultivo de trigo en la temporada de cosecha 2021/2022 fue de 3.300 kg por ha, mientras que en los ensayos en San Juan se han logrado rendimientos de hasta 6.000 kg por ha, con porcentajes de proteínas superiores al 14%, considerados de buena calidad.

Además, el estudio tiene lugar cuando hay problemas de las panaderías para acceder a buenos precios de las harinas.

Mónica Ruiz, actual titular de la EEA San Juan del INTA, es la directora del proyecto en el que trabajan una serie de técnicos del organismo. La profesional dio a conocer que el propósito es reinstalar el cultivo de trigo en la provincia con el objeto de que la producción abastezca la industria harinera local. "Los resultados son promisorios porque, por ejemplo, se ahorraría el costo del transporte de traer la harina a San Juan", dijo Ruiz.

Los ensayos no son nuevos porque explicó que vienen trabajando desde hace unos 10 años, pero las últimas experiencias han tenido lugar en 4 departamentos de la provincia, Pocito, Iglesia, Calingasta y Jáchal, en alrededor de 4 ha en total. En la tarea hay financiamiento tanto del INTA, de la Universidad Nacional de San Juan y de la Secretaria de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de San Juan.

El estudio tiene como objetivos implantar parcelas de trigo en diferentes sitios de la provincia, como el Valle de Tulum, Calingasta e Iglesia, para determinar los rendimientos en cada sitio. También aplicar estrategias de manejo del cultivo con uso mínimo de agroquímicos y optimización de riego tendiendo a la producción agroecológica y la disminución de costos. Y finalmente evaluar la calidad de los granos obtenidos en cada sitio a través de la determinación de parámetros de calidad, como humedad de grano, peso hectolítrico, determinación de proteínas y contenido de gluten. Y para los productores estimularlos a realizar el cultivo de trigo como alternativa para abastecer de modo cooperativo los molinos locales.

En los departamentos se llevaron a cabo experiencias con riego por goteo y riego tradicional. En el primer caso está el problema de los elevados costos de instalación. Pero, entre otras ventajas, registra una disminución de pérdida de agua por escorrentía, el agua cae justo donde la planta lo necesita de manera que evita el desarrollo de malas hierbas y hay disminución de plagas.

Buena parte de la cosecha se trasladó hasta el Molino Rosas, en Santa Lucía, donde se pudo evaluar, por ejemplo, la calidad de panificación de las harinas. La muestra evaluada presentó un 40% de gluten, siendo este un dato muy bueno teniendo en cuenta que para una buena panificación se necesita de 27 a 32% de gluten.

El objetivo del estudio es que toda la cadena productiva, desde el cultivo hasta la elaboración de la harina o hasta la obtención de pastas secas, quede dentro de la provincia. Esto va a dar por un lado la ventaja de que los productores tengan esta opción de tener este cultivo, de que todo lo que van a obtener ya va a estar vendido porque los molinos tienen una alta capacidad de molienda. Por otro lado, para los productores esta actividad podría significar una disminución en los costos de traslado y, por qué no, un aumento en la calidad de la harina. Esto les podría permitir hacer algunas mezclas y hasta obtener harinas de mediana calidad.

 

  • Los números de la cosecha

De acuerdo a la proyección de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la siembra de trigo 2022/23, rondaría un área de 6,5 millones de hectáreas, con una caída del 3% en relación a las 6,7 millones del ciclo anterior. Según los datos disponibles, tanto el clima como los precios internacionales juegan a favor de este cultivo. En cambio, el viento en contra lo aporta la suba de los costos: implantar la misma cantidad de hectáreas que el año pasado demandará una inversión 46% superior, según Infocampo.

Entre la menor siembra y una menor inversión en tecnología por la suba de costos, la proyección de la Bolsa porteña es una producción que se situaría en 20,5 millones de toneladas, 8,5% por debajo del récord de 22,4 millones de toneladas de la campaña pasada. Sería la segunda mejor cosecha de la historia.