Obviamente que al revisar los resultados de los departamentos surgen lecturas interesantes: el más votado, el menos votado, el corte de boleta, donde le fue mejor a los candidatos a gobernador, y otros. Pero hay uno cuyo resultado resalta por su concepción justiciera: Iglesia. El departamento que hasta el diez de diciembre gobernarán los hermanos Marcelo y Mauro Marinero, se animó a cambiar de líderes, lo que en esencia no es más que lo que debió pasar hace mucho y no ocurrió.
Marcelo, peleado a muerte con su hermano, decidió jugar la contienda electoral a su estilo y la perdió, acorralado por su propia incapacidad, los compromisos y presiones de su hermano, y un rival que por primera vez logró el apoyo provincial necesario para encarar la aventura. Jorge Espejo es producto del apoyo de Luis Rueda, el presidente de la Convención bloquista. Y, a su vez, Rueda es la consecuencia del apoyo de Sergio Uñac; “uñaquismo puro”, se podría decir.
En términos políticos es una pequeña batalla que Uñac y Rueda le ganaron a Graciela Caselles, la presidenta del Bloquismo y, tal vez, al propio José Luis Gioja, quienes apoyaron a la familia Marinero durante todo el tiempo que maltrataron a los iglesianos.
En términos institucionales, es al menos abrir una luz de esperanza para los miles de iglesianos que han visto despilfarrar los recursos de la minería, administrados irresponsablemente por la familia que ahora deberá retirarse del poder. Los iglesianos ya han perdido millones en recursos y nada les garantiza que Espejo lo haga mejor, pero es una posibilidad de mejora que antes no tenían. El actual legislador tendrá que mirar de muy cerca la transición, muy larga gracias al calendario electoral que definió el gobierno provincial. Pero es vital que esté cerca.
Por las mesas escrutadas hasta anoche, hay sólo 62 votos entre Espejo y Marcelo Marinero, probablemente los mejores de toda la elección que vivió San Juan ayer. Se ve que la gente al final del camino condena los malos intendentes. En Iglesia se hizo Justicia.