La capilla en Bermejo. Muda testigo de aquel trágico día del terremoto de 1977.

"Casi nada quedó en Pie en Bermejo". "San Juan (Enviado especial). Nada o casi nada quedó en pie en la localidad de Bermejo, un pequeño villorio ferroviario… mientras su población llora la muerte de siete niños. Fueron las únicas víctimas y sus cuerpos yacían en la capilla. Eran siete, cuya sonrisa se dibujará a través de los años en los moradores de Bermejo. Eran ellos: Rita del Carmen Noroña de catorce años, Ilda Rosa Quiroga de cinco, Pedro Nieto de cinco, Miguel Osvaldo Ramos de seis, Alicia Agüero de cuatro, Hugo Domínguez de tres y Javier Nieto de tres meses". LA NACION – Viernes 25, noviembre de 1977.

Así lo expresaba este diario de la Capital Federal. Pasados 40 años visité la localidad. La capilla ahí estaba, erguida en la calle principal, de color azul, con una antigua puerta de madera, en honor a la Virgen María Auxiliadora, de dos metros de alto. Fue la única edificación que resistió al terrible sismo en todo el distrito. Está ubicada sobre la calle que lleva el mismo nombre. 

Una vecina que no quiso dar su nombre decía: "… La capillita fue lo único que quedó en pie aquí en Bermejo, parecía que la virgen la dejó parada para velar ahí a los difuntos angelitos…". "En esa capillita se velaron a los chicos, ellos ahora están en el cementerio de aquí. Antes había una capilla grande al lado de esa, pero se cayó (derrumbó) para el terremoto. Aquí no quedó nada". La encargada de la capilla en honor de María Auxiliadora es Luisa Mercado, prima hermana de Rita Noroña y Alicia Agüero, dos de los chicos fallecidos. En una de sus paredes se exhibe una placa con el nombre de los niños, con el pequeño detalle de que el apellido de la niña Rita es Noroña, y no como aparece en la placa. 

Por su parte, Anastasia Aguirre (doña Ñata), madre de Hilda Quiroga, (niña fallecida el 23 de noviembre de 1977), dice que: "La Hilda tenía 8 años y sufría cierta discapacidad". Es una mujer mayor y se veía conmocionada, como si no quisiera recordar: "Si mi hija…, murió para el terremoto, yo… no la mandaba a la escuela, si, … era amiguita de los chicos, aquí todos se conocían". Su mirada era distante, no respondía a la entrevista. En ese momento aparece una señora que se acerca tímidamente y dice: "Hola, yo me llamo Graciela Agüero… Rita y Alicia eran mis hermanas". En ese momento doña Ñata aprovecha para entrar a su casa y dar por terminada la conversación. Ya más cerca, los ojos de la entrevistada, se dejaron ver brillosos hasta el punto de llorar al recordar lo vivido. "Rita tenía 14 años, ella me salvó, yo era una chiquita de siete años. Al empezar el terremoto, me sacó a la calle, a mí y a mi hermano Sergio Agüero, ya estábamos en la calle, entonces ella la ve a la mami, que estaba embarazada y traía a Alicia de 4 años y Alberto alzados uno de cada lado. Entonces Rita corre a ayudarla, cuando un riel, de esos de los trenes que estaba en el techo cae sobre la cabeza de Alicia y la quiebra a mi mamá en la parte de los hombros y a mi hermanito Alberto le quiebra una pierna. Yo veo que dos paredes y un portón grande (porque las casas eran de adobe muy altas), caen sobre mi hermana Rita. Yo ya no la podía ver, pero sí, a mi mamá que tenía todo encima, pero había un huequito por donde le veía la cara y por ahí ella respiraba. Yo le decía a la gente pero, nadie me hacía caso. Todos estaban preocupados por sus parientes, corrían, lloraban y yo no podía hacer nada por mis hermanos y mi mamá, si yo era muy chica, yo tenía siete u ocho años. Cuando llegaron los militares tampoco me hacían caso, después de mucho tiempo, ya muy tarde, fueron al lugar que les decía y allí los encontraron. A mi mamá se la llevaron al hospital y le sacaron el bebé, que se llamó Mario Agüero, y a mis hermanas y a mi sobrino Hugo Domínguez, hijo de mi hermana Aidé Domínguez, junto a los otros chiquitos los velaron en la capillita. La otra, (Capilla), la más más grande se cayó. Los otros chicos eran unos hermanitos de apellido Nieto, uno era un bebé y el otro más grandecito. Los padres de ellos se fueron de aquí. La Hilda esa noche se quedó en la casa de una tía de ella, pobrecita ella se había levantado; sin embargo, al salir, se le cayó encima una cama grande pesada, de esas de antes que estaba afirmada en una pared. ¿Vio esos escombros con los que están rellenando la plazoleta?, bueno, esos eran de la casa de los Nieto. El otro niño era Hugo Ramos. Los padres de él también se fueron. Yo creo que se fueron para olvidar. La pequeña gran Rita tuvo el valor de regresar para ayudar a su madre, nos habla del dolor de una madre, que perdió dos hijas y un nieto. Pero que en medio de tanto horror dio vida a un hermoso bebé. La chiquilla Hilda, sorprendida mientras trataba de escapar de esa habitación que no era la suya, en la casa de su tía, lejos de su mamá, hace aún más trágica la jornada. Los padres que se fueron del lugar, para olvidar, desconsolados, por la pérdida de sus hijos tan pequeños, nos hace reflexionar sobre el valor de la vida. Por eso es que estos pequeños merecen estar en la memoria colectiva, en la historia de su pueblo, aunque ahora convertidos en ángeles por Dios Nuestro Señor. Ellos serán por siempre los ángeles custodios del Pueblo de Bermejo que los vio nacer y partir en aquel trágico amanecer. Los chicos se encuentran sepultados en el Cementerio de Bermejo. No se pudo encontrar el sepulcro de los hermanitos Nieto, ni de Hilda Quiroga.

 

Día de la Defensa Civil

El 23 de noviembre se celebra el Día de la Defensa Civil Argentina, en recuerdo de una de las mayores catástrofes sufridas en nuestro país, el terremoto de Caucete ocurrido ese mismo día pero de 1977.

Este organismo nacional está destinado a proteger a la población de daños como catástrofes naturales, desastres y accidentes a gran escala o peligros en tiempos de guerra.

Esta fecha fue establecida por decreto del Poder Ejecutivo Nacional en 1981 y el propósito de la conmemoración es homenajear a todas estas personas que realizan actos altruistas en pos del bienestar de nuestra población.

 

Por Miriam Fonseca
Integrante de SADE San Juan