Las 500 Millas de Indianápolis se corren desde 1911 y para muchos es considerada la carrera más famosa del mundo. Está plagada de historia y leyendas y este domingo habrá un argentino en pista. El que logró clasificar es Agustín Canapino y su participación causa furor en el ambiente automovilístico del país, que después de 83 años vuelve a contar con un piloto de esta parte del mundo en la Brickyard. La edición 107 de las 500 Millas de Indianápolis se disputará en el Indianapolis Motor Speedway y Canapino correrá con el Dallara Chevrolet del Juncos Hollinger Racing, ploteado con los colores celeste y blanco, en homenaje a la selección argentina campeona del mundo en Qatar. Entonces, romperá una sequía de más de ocho décadas sin un argentino en la grilla.

El primero fue Martín de Álzaga Unzué, en 1923. El piloto era un acaudalado playboy amante de los autos de carrera y pionero del deporte motor en el país. El magnate argentino cerró trato con Ettore Bugatti, que le preparó tres Type 30. Al apodado "Macoco" Álzaga Unzué se unieron Raúl Riganti, otro exponente de la época, y el español Pierre de Vizcaya.

Tres carreras. Raúl Riganti disputó tres ediciones de las 500 Millas, en 1923, 1933
y 1940. Sólo llegó en una.

Pese a las promesas de Bugatti, los autos estaban desastrosamente preparados y eso lo vivieron en carne propia los argentinos. Aunque Álzaga Unzué clasificó cuarto entre 46 participantes, ninguno de los tres Type 30 llegó al final.

Macoco desertó en la sexta vuelta por la rotura de una biela, mientras que en el 19no giro fue el turno de Riganti por una falla en la bomba de combustible. Vizcaya fue el que más vueltas completó: 165 de las 200 pactadas hasta que el impulsor se rompió.

En 1932, Juan Antonio Gaudino se tentó con el óvalo estadounidense. El ex ciclista y motociclista empeñó 54 medallas para financiar su participación, aunque luego las perdió porque se equivocó en la fecha de retiro. Gaudino clasificó 36to con un Chrysler que le jugó una mala pasada en la carrera. Uno de los tanques de combustible se dañó y eso provocó un incendio durante la vuelta 71. Además de abandonar, las quemaduras que recibió en una de sus piernas fueron determinantes para que su esposa le impidiera volver a Indianápolis a correr.

Fangio lo intentó cuando ya era quíntuple campeón en la F1, pero le faltó un buen auto.

Por eso, en 1933 Gaudino se sumó como piloto suplente al equipo de Riganti, quien tardó diez años en tomarse revancha de aquella incursión junto a Álzaga Unzué. Esta vez Polenta no tuvo inconvenientes. Largó 27mo y en una carrera prolija, más allá de las vicisitudes propias de una competencia tan exigente, se las arregló para terminar 14to a 173 km/h de un promedio. ¿Qué pasó con Gaudino? No corrió, pero se dio el gusto de dar 64 vueltas durante la tanda cronometrada.

Accidentado. Juan Gaudino corrió en 1932 y su auto terminó incendiado,
lo que le provocó heridas.

Riganti volvió al Indianápolis en 1940, ya en el ocaso de su campaña deportiva. A través de una colecta pública logró el dinero para comprar una Maserati 8CL. Clasificó 24to, pero durante la 24ta vuelta de la competencia se fue de pista en la segunda curva y destruyó totalmente el vehículo. Esa, en definitiva, fue la última vez que un argentino corrió las Indy 500.

Años más tarde, en 1953, Jorge Daponte tuvo la intención de correr con el equipo Johnson, pero no pasó la clasificación. En 1958 fue el turno del mismísimo Juan Manuel Fangio, que tampoco lo consiguió debido a la pobre peformance del auto que le había conseguido el empresario Floyd Clymer. Este intento del Chueco, que se retiró ese mismo año de la competición, había sido para cumplir con una apuesta del propio Clymer, que dudaba del talento del balcarceño.

En 1970 intentó correr Carlos Pairetti. El proyecto fue solventado por Alejandro Romay, entonces dueño de Canal 9. La idea era transmitir la carrera de aquel año por la pantalla del 9 con un argentino en la grilla.

Pairetti consiguió un Shrike-Offenhauser de 1966, pero los años le habían pasado factura a la máquina. Con 30 km/h de velocidad menos que los rivales, Pairetti se quedó fuera de la carrera (Fuente: Automundo).

 

La vez que San Juan coqueteó con la IndyCar

En pista. Canapino sigue evolucionando en el Indianapolis Motor Speedway con el paso de las vueltas. Ya está en cuenta regresiva para el debut.

A fines de enero de 2019, DIARIO DE CUYO anunciaba que San Juan trabajaba para contar con la IndyCar. Por entonces avanzaban las negociaciones para contar con la categoría norteamericana en el flamante Circuito San Juan Villicum, con intenciones de tener una fecha entre marzo y abril de 2020.

La Indycar, con el paso de los años, pasó de correr exclusivamente en circuitos óvalo en Estados Unidos a autódromos y callejeros incluso fuera de ese país. Por eso tiene antecedentes cercanos en el tiempo en Canadá, México, Brasil, Australia y Japón e incluso uno muy lejano en Argentina, allá por principios de los "70 del siglo pasado.

Con el autódromo El Villicum homologado por la Federación Internacional de Automovilismo y con Grado 2, es decir, apto para tener carreras de cualquier parte del mundo excepto la Fórmula 1, fueron surgiendo opciones como la Indycar, que buscaba expandirse.

Así, en febrero de aquel año, el gobernador Uñac recibió a Stephen Starks, vicepresidente de la IndyCar, y a los argentinos Ricardo Juncos, el dueño del equipo donde corre Canapino, y Orly Terranova, promotor de eventos deportivos. La idea no avanzó, pandemia de por medio mediante al año siguiente.

 

Buena práctica de Canapino

Agustín Canapino (Dallara-Chevrolet) alcanzó ayer el decimosexto lugar en la última práctica en el Indy Car, de cara a las tradicionales 500 Millas de Indianápolis del próximo domingo. El piloto bonaerense, de 33 años e integrante del equipo Juncos Hollinger Team, registró un tiempo de 39s.952/1000, a una media de 362,5 km/h, luego de haber girado en 75 oportunidades al óvalo de 3.925 metros de cuerda.

Canapino, en tanto, viene de lograr el 27mo tiempo de salida y partirá el domingo desde la novena fila, acompañado por Stefan Wilson (Dallara-Chevrolet) y Devlin De Francesco (Dallara-Honda).