Cielo de colores. Los barriletes le pusieron mucho color a la calurosa tarde de ayer. Hubo chicos y grandes de varios departamentos de San Juan que participaron del campeonato. La mayoría de los volatines fueron fabricados por los participantes.

 

"Guardamos el barrilete con mucho cuidado detrás de un mueble de la cocina". "Durante un año mi hijo preguntó que cuándo íbamos a volar el volantín que hicimos". "Ya no aguantábamos las ganas de volar el barrilete que fabricamos, en familia, el año pasado". Estas fueron algunas de las declaraciones que hicieron los participantes del Campeonato Provincial de Barriletes de Angaco, que se realizó ayer. Es que, para la mayoría de los participantes, este encuentro se vivió como una gran revancha ya que el año pasado el torneo no se realizó por mal clima. Esta vez, participaron unas 400 personas.

A pesar de que en 2017 el Campeonato de Barriletes de Angaco fue suspendido en dos oportunidades, los participantes apostaron a guardar sus volantines para este año. Ayer el cielo fue el ideal y la temperatura acompañó durante toda la jornada. Es por esto que el predio de San Expedito El Bosque estuvo colmado de personas de todas las edades que se animaron a hacer volar sus producciones. Desde el mediodía, el descampado donde fue el encuentro empezó a recibir a los primeros competidores. Esto, a pesar de que el torneo comenzó pasadas las 15,30.

 

 

Mucho Ingenio. Joaquín Canales y Nelly llegaron desde Rawson con dos barriletes que fabricaron durante casi un mes.

 

En familia. Javier y Amelia Lobos se quedaron con las ganas de participar en 2017. Guardaron su volantín y ayer disfrutaron.

 

Grandes. Juan, Ramiro y Gaél sacaron a "Cara Loca" y "Primavera", los volantines que guardaron desde el año pasado.

 

En la previa del campeonato la fabricación de los volantines y las rondas de mate y sanguchitos fueron las postales que más se repitieron en Angaco. Con papel barrilete, cartulinas, bolsas de residuos y hasta con recortes de tela los participantes pusieron todo el ingenio en fabricar sus propios volantines. Hubo algunos pequeños y otros gigantes; y hubo algunos que hasta hicieron unos con formas muy extrañas. Todos decoraron el cielo angaquero hasta pasada las 18.